Ciudad de México.- En octubre de 2007 los habitantes de la Ciudad de México se estremecieron tras enterarse de la captura del primer caníbal mexicano. Se trataba nada más y nada menos que del poeta José Luis Calva Zepeda, quien vivía en la colonia Guerrero de la alcaldía Cuauhtémoc.
El hombre de 38 años había asesinado al menos a tres mujeres entre 2004 y 2007, aunque versiones oficiales indican que sus víctimas pudieron haber sido hasta 8 personas.
El poeta José Luis Calva Zepeda fue capturado en la comodidad de su domicilio, cuando presuntamente se disponía a comer un filete humano.
Cuando los policías llamaron a su puerta él no opuso resistencia y los dejó ingresar a su departamento, ubicado en el número 198 de la calle Mosqueta.
La mujer de 32 años tenía dos pequeños y al parecer sostenía una relación amorosa con José Luis Calva Zepeda, cuyo modus operandi consistía en enamorar mujeres con detalles como flores, chocolates y poemas.
Luego de ganarse la confianza de las víctimas, el individuo llevaba a las mujeres a su casa y ahí las mataba; posteriormente las descuartizaba y se presume que ingería su carne tras cocinarla “sazonada” con limón.
Al menos así fue como la policía encontró los restos de Alejandra Galeana Garabito: su torso estaba en un clóset iluminado con velas y sus extremidades habían sido guardadas en bolsas dentro del refrigerador. Por si fuera poco, su carne en forma de filetes estaba en una sartén caliente.
El poeta José Luis Calva Zepeda iba a comerse a la mujer que mató justo en el momento en que la policía llegó a su casa, por esta razón rápidamente fue catalogado como el caníbal de la colonia Guerrero.
En la escena del crimen se encontraron poemas relacionados con canibalismo, amuletos empleados en misas de ocultismo, una versión pirata de la película “El Silencio de los Inocentes” y un póster del actor Anthony Hopkins en su papel de Hannibal Lecter.
Aunque las evidencias resultaron contundentes, el poeta caníbal de la Guerrero siempre negó haber comido carne humana. Además, nunca hubo un estudio médico que confirmara que el imputado cometió antropofagia.
En su momento José Luis Calva Zepeda intentó huir de la justicia al lanzarse desde una ventana, pero falló y tras ser hospitalizado fue remitido a un reclusorio. El 11 de diciembre de 2007, cuando el juicio en su contra se desarrollaba, decidió suicidarse al interior de su celda.
