Estados Unidos.- La 94ª edición de los Premios Oscar parecía destinada a ser la del reencuentro con la normalidad, después de que el impasse del coronavirus desluciese inevitablemente la gala de 2021. Pero la incomodidad y la estupefacción ante un momento, la bofetada de Will Smith a Chris Rock, que ya es historia, se adueñaron entonces de la conversación digital y también de un espectáculo que aspiraba a ser histórico por razones muy diferentes, como su diversidad o el inesperado triunfo de CODA: Los sonidos del silencio.
Sobre la alfombra roja, pocas horas antes, nada parecía que pudiera rivalizar en viralidad con los atrevidos atuendos de Kristen Stewart (nominada por Spencer), vestida de Chanel con unos minúsculos shorts, o Timothée Chalamet, que apareció con un traje de Louis Vuitton sin camisa:
El Oscar a la película favorita del público, según este sondeo donde solo podían participar usuarios de Twitter residentes en Estados Unidos, fue para Ejército de los muertos, de Snyder, mientras que el otro premio al mejor momento cinematográfico del año fue para, concretamente, la escena del montaje de cuatro horas de Justice League (también de Snyder) estrenado por HBO donde Flash entra en Fuerza de Velocidad, algo que generó los memes más graciosos de la noche, puesto que pocos parecían haber visto realmente la película o recordar que algo así sucediera.
A las 4.30 del lunes, hora peninsular española, un chiste del cómico Chris Rock sobre la alopecia de la actriz Jada Pinkett Smith, visiblemente molesta, desató la ira de su marido, el nominado y, a la postre, ganador del premio al mejor actor, Will Smith, que se levantó para propinarle un golpe en directo ante la audiencia de todo el planeta. Ese momento hizo que la conversación sobre la gala pasase de las redes sociales al mundo entero.
Minutos después, el actor subía de nuevo al escenario, esta vez para recoger el Oscar a mejor actor por El método Williams entre llantos, erráticas apelaciones a Dios y a la manera en que el ente divino actúa a través de él. Todo terminó de agudizar la sensación de extrañamiento de una gala que no pudo reponerse del esperpento ni reuniendo al reparto de Pulp Fiction.