López Obrador en Mazatlán…

 

DOMINGRILLA

LÓPEZ OBRADOR EN MAZATLÁN
LGBT TIRA COHETES CARNAVALEROS
LOS CONFLICTOS DE ROCHA MOYA
EL CUADRO, EL CLAVO, EL CORDÓN…

FRANCISCO CHIQUETE

El presidente Andrés Manuel López Obrador llegó por la tarde-noche a Mazatlán y no participó en ningún acto público. Lo recibió el gobernador Rubén Rocha Moya y saludó al alcalde Luis Guillermo Benítez Torres, a quien no le fructificó la ocurrencia (Rocha dix it) de invitar al mandatario a algún acto de carnaval.

López Obrador vino otra vez a supervisar las obras aún no iniciadas de construcción de la Presa Santa María y del distrito de riego de la presa Picachos. Se trata de mantenerlo en la actividad que más le gusta, las giras, aunque ahora sea sin público porque así lo determina la Ley Electoral, vigente con motivo de la consulta de revocación.

Por supuesto, estas giras propician encuentros en corto, sirven para mantener aceitada la maquinaria, para pasar instrucciones directas, sin necesidad de protocolos ni claves que a veces propician “teléfonos descompuestos”, especialmente ante la cercanía de un evento como la propia consulta popular, cuyo éxito interesa sobremanera al presidente no sólo en el resultado ya previsible de la ratificación, sino en los volúmenes de participación.

Si el episodio de la casa gris de veras le quitó puntos de popularidad y de credibilidad y si antes había tenido ya una merma, por muy relativa que fuese, alcanzar un 40 por ciento de participación, o un porcentaje cercano, sería un éxito que acallaría bocas y aspiraciones de desplazar a Morena del poder en las elecciones del 2024.

Habrá que ver si el gobernador Rubén Rocha Moya le pidió algo en particular, siguiendo la tradición mexicana de lanzar sablazos en cada visita presidencial. Sinaloa está aportando algo muy importante en estos momentos: un clima de tranquilidad que no se tiene en estados como Michoacán, Zacatecas, Guerrero, Colima, Chiapas y Veracruz, que siendo también morenistas no le han podido dar esa satisfacción a su guía moral. En tiempos de la política tradicional eso abría la posibilidad de pedir algún apoyo especial. Del alcalde ya sabemos que no tiene más aspiración que la fiesta. Con los servicios públicos caídos, con una amenaza grave en el renglón de la salud, lo único que se le ocurre es invitar al presidente para que asista al carnaval.

FIESTA Y ASISTENCIA, BIEN;

PREVENCIÓN, SÓLO TEÓRICA

Jueves viernes y sábado han sido días de gusto y satisfacción para el alcalde y su equipo, dados los altos niveles de asistencia que ha tenido cada evento, pero esa victoria ha sido también el mayor fracaso para lo que tanto anunciaron: la estrategia de prevención de contagios.

Como era previsible, ni en los eventos del estadio Teodoro Mariscal, ni en Olas Altas o en el combate naval de la Avenida del Mar, se ha logrado que la gente mantenga la sana distancia, use el cubrebocas o se acuerde de usar frecuentemente el gel (la lavada de manos es imposible en términos generales).

Por más que el secretario de salud Héctor Melesio Cuen Ojeda haga videos invitando a la población a cuidarse, a respetar esas reglas, por más que anuncie revisiones en restaurantes y antros para monitorear niveles de ocupación y calidad del aire en los interiores, la masificación de la fiesta sigue su curso, la inercia de una centenaria tradición de desmadre hace lo suyo y la gente tiende a moverse en racimos, y donde hay cuellos de botella, se pegan como muéganos, incluso en los programas del estadio, donde en teoría debe haber una silla vacía por otra ocupada. En realidad permiten dos ocupadas y una vacía, pero aun ese orden termina perdiéndose porque una vez instalados, los asistentes transgreden las distancias.

Quien haya creído que la gente se dejaría los cubrebocas desconoce absolutamente la naturaleza de la fiesta. Tomar cerveza es un ritual raudo del que nadie quiere quedar fuera, y no hay tiempo ni ganas de subirse la tela entre trago y trago. Sólo un autoritario como el alcalde y alguien ajeno a la fiesta, como el secretario, puede creer que de veras van a lograr que les hagan caso.

Incluso la Plazuela Machado ha presentado llenos a reventar. Muchos creyeron que ahí podrían encontrar un sitio menos riesgoso pero prefirieron regresarse ante el abigarramiento que se les venía encima y que nadie intentaba siquiera controlar, porque los vigilantes no siempre estaban al pendiente.

Por supuesto, todos deseamos que las cosas no pasen a mayores, que se obre el milagro de que el virus no se propague ni se incube entre los asistentes y luego entre los convivientes de esos asistentes, pero hasta para la corte celestial es una tarea difícil de realizar.

No por nada fue el propio secretario de Salud quien en su enésimo homenaje a Poncio Pilatos, advirtió que ahorita estamos gozando, pero después vendrán los contagios y posiblemente las muertes.

MUCHOS FIERROS

EN LA LUMBRE
Todos los gobiernos se tropiezan al principio, generalmente por desconocimiento de los procedimientos que deben aplicar, o por la borrachera del empoderamiento, pero en el caso de Rubén Rocha Moya parece haber interés especial en abrir confrontaciones o en anunciar decisiones que se saben polémicas, sin saber a ciencia cierta cómo van a terminar las cosas.

Son de sobra conocidos los desencuentros con alcaldes como Luis Guillermo Benítez Torres, de Mazatlán, cuya arrogancia lo ha llevado a declarar que “Mazatlán se cuece aparte”, arrogándose el derecho de decidir por sí mismo cualquier cosa que aquí se pretenda hacer; o las pendencias de Jesús Estrada Ferreiro, presidente municipal culiche que goza con ir a retar a los operadores del gobierno rochista a propósito de casi cualquier tema que tenga que ver con su territorio; y las acciones reptantes del alcalde de Ahome, Gerardo Octavio Vargas Landeros, quien decide por sí y ante sí, sin considerar las opiniones del gobernador, y luego envía a sus voceros semi encubiertos a divulgar los goles que se anota.

Ante ninguno de ellos ha habido respuestas efectivas. Incluso la del subsidio ofrecido a Estrada Ferreiro para que acepte el descuento ya legislado a jubilados y discapacitados en el pago del agua potable, es un búmeran que cualquier rato dará resultados negativos. En primer lugar, no hay una partida específica para eso en el presupuesto de egresos; en segundo, si lo hace con Culiacán, tendrá que responder en los mismos términos a los demás municipios.

Hay además un enfrentamiento recurrente con el secretario de Salud. Rocha parece empeñado en señalar el camino de la salida para Cuen. La última expresión, esta semana, fue abierta: si está pensando en sus aspiraciones de gobernar el estado, que se vaya, lo que tiene que hacer es trabajar en el área que tiene encomendada. Cuen por supuesto, ha dado pie. Se ha deslindado de decisiones como la del carnaval, siendo poco solidario con su jefe político, y ha pretendido mostrar una independencia que no le corresponde a pesar de sus aspiraciones iniciales de ser cogobernador.

Pero el asunto ya escaló. En el Congreso del Estado los diputados de la Comisión de Salud lo están golpeando por no haberse reunido con ellos para tratar el asunto de las cuatrocientas bases laborales para trabajadores eventuales del sector salud, y en ello ya no sólo están elementos del Bronx como el diputado Pedro Lobo; está también alguien tan cercano al gobernador como Ambrosio Chávez, insospechable de actuar para meter goles o de hacerlo sin el consenso del mandatario. Por cierto el anuncio de que los hospitales del estado irán pasando a la federación, vuelven absurda la decisión de basificar por cuenta del estado a quienes pronto pasarán a la federación, una oferta política en que Morena se ha empeñado desde la legislatura anterior, más por clientelismo que por justicia social.

Está la derrota estrepitosa sufrida en la reciente elección de dirigentes de la sección 53 del SNTE, donde las huestes de Daniel Amador derrotaron por dos tantos contra uno a la fracción sindical morenista, a pesar de los denodados esfuerzos del partido en el gobierno por convencer a los maestros de que se necesitaba la renovación para acompañar al presidente en su lucha por la cuarta transformación, y la del gobernador por aplicarla en Sinaloa.

Encima, el episodio dejó lastimado al equipo, pues la secretaria de Educación Pública y Cultura se rebeló ante la orden de mesura, cuando pretendía lanzar toda la caballada sin saber si efectivamente podría contar con la colaboración de toda la estructura de la secretaría a su cargo. Doña Graciela Domínguez trae gatos en la barriga, y así no se puede manejar serenamente una dependencia tan grande y complicada como la que cayó en sus manos casi de rebote.

En medio de todos estos conflictos, por cierto, se está ubicando al secretario general de gobierno Enrique Inzunza Cázares como el duro del régimen, y también como el que está embarcando al gobernador en estos berenjenales porque sus análisis tienen todo el sustento jurídico necesario, pero no tienen en cuenta el elemento humano de la política, que suele ser sustancialmente distinto del que priva en los manejos del Poder Judicial.

ESTÁN OBTENIENDO TODO

El gobierno municipal mazatleco está cumpliendo obsequiosamente con el compromiso de pagar al grupo Arhe los 140 millones de pesos en que finalmente quedó la demanda enderezada hace años y que el alcalde había fijado en 300 millones, o incluso en una desmesura como la de pagar con el estadio Teodoro Mariscal.

Para acelerar el pago se están cediendo terrenos propiedad del municipio, además de acciones tan burdas como los supertopes construidos frente a uno de los hoteles del grupo empresarial y sostenidos a sangre y fuego. Sangre ajena, por supuesto, no de los empresarios ni del funcionario, sino de los ciudadanos que se han accidentado por esas trampas.

El último de los anuncios hechos al respecto (o el más reciente, seguro todavía vendrán más), fue la entrega del terreno que ha ocupado el taller municipal en el Parque Bonfil.

Todo esto nos hace recordar el reclamo que en 1989 hizo a las autoridades municipales un exactivista del PRI, cuando en el conflicto postelectoral de ese año, el PAN exigió y consiguió entrada al salón de cabildos donde se calificaría la elección formalmente ganada por el PRI; después de entrar, exigieron paridad en el número de asistentes, y la obtuvieron; al final exigían por supuesto, la reversión de los resultados, y la obtuvieron.

Estamos, decía el activista de entonces, como aquel que entró a una casa y vio un cuadro que le gustó y exigió que se lo dieran. Cuando cedieron a las presiones y le dieron el cuadro, quiso el cordel del que colgaba; se lo dieron y exigió el clavo. Ya con todo en la mano, seguía protestando: ¿y ahora qué quieres? ¡Quiero que me den el hoyito!
Has de cuenta.

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