Trabajadoras del hogar ganan hasta 63% menos que el resto de personas asalariadas

Ciudad de México.– El empleo para las trabajadoras del hogar en toda Latinoamérica se caracteriza o por subocupación o por jornadas que superan las 60 horas semanales, informalidad y bajos salarios. En promedio, por cada 100 pesos que una persona asalariada recibe, a ellas les pagan 37 pesos; en México esta proporción es de 60 por cada 100 pesos, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

De abril a mayo de 2020, el 54% de las empleadas del hogar en este país fue despedida o suspendida, y la gran mayoría sin indemnización. El reporte El trabajo doméstico remunerado en América Latina y el Caribe, a diez años del Convenio núm. 189, elaborado por el organismo, indica que el 14% siguió laborando, pero con un deterioro de sus condiciones laborales.

Hace 10 años los estados miembro de la OIT aprobaron crear el Convenio 189 para las empleadas del hogar. A partir de entonces, países como México han legislado para proteger sus derechos. “Hemos sido buenos para hacer reformas, pero no tanto para hacerlas valer”, dicho pacto no se ha traducido en mejoras reales, señaló Vinícius Pinheiro, director regional de la OIT para América Latina y el Caribe, en la presentación del documento.

El informe indica que ha habido avances, “pero también es fuerte la herencia de un pasado que por décadas —e incluso siglos— despojó de derechos a las trabajadoras del hogar”.

Necesitamos “un cambio cultural, pero que sea sistemático, para que las trabajadoras del hogar accedamos a nuestros derechos”, señaló Marcelina Bautista, directora del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH), en el encuentro en línea.

“Es hora de sentarnos los sindicatos, empleadores y Estado para sacar el trabajo del hogar de la informalidad y llevarlo hacia la igualdad”, agregó. Según la OIT, de las más de 14.8 millones de trabajadoras del hogar en la región, apenas 4 millones pueden acceder a sus derechos laborales y de seguridad social.

En México, una de cada 10 mujeres que laboran lo hace en el empleo doméstico remunerado. Antes de la pandemia de covid-19 había alrededor de 2.4 millones de trabajadoras del hogar, de ellas, 28% era de origen indígena. Es el segundo país con el mayor número de empleadas de este sector. El primero es Brasil, con más de 6.2 millones.

A nivel regional, el 13% del total de las trabajadoras labora en una casa haciendo limpieza, cocinando y cuidando de las personas e incluso de mascotas. Trinidad y Tobago es donde hay una mayor porción, llega a 18 por ciento.

Avances y retos en la materia

Luego de nueve años de exigencia de las trabajadoras del hogar y organizaciones sociales, México ratificó el Convenio 189 el 3 de julio de 2020. Pero para entonces el Congreso ya había reformado la ley Federal del Trabajo (LFT) e integrado varias de las disposiciones del convenio en abril de 2019.

Por primera vez, la legislación mexicana estipuló jornadas de máximo 8 horas y la obligatoriedad de un contrato por escrito. Se les reconocieron derechos antes vedados, como las vacaciones y licencia de maternidad pagadas, el aguinaldo y la seguridad social. “En 2018 veíamos imposible la ratificación del convenio”, dijo Marcelina Bautista. Al final, se logró, “pero ahora hay que hablar de cómo implementarlos”.

Aún hace falta una reforma a la Ley del Seguro Social (LSS) para que sea efectiva la obligación de afiliar a las trabajadoras del hogar. Por ahora, sigue siendo voluntaria a través del programa piloto del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

“Éste es un avance muy relevante”, destaca el reporte. No obstante, observa limitantes: “Las cotizaciones se realizan de forma anticipada” y si no se cubre en el plazo establecido, “la trabajadora pierde la cobertura durante el mes siguiente. No existe además ninguna sanción para los patronos que no realizan el pago”.

Otro pendiente en la legislación es avanzar en los derechos para las trabajadoras del hogar migrantes. En la región, el 35% de las mujeres que emigran se dedica a esta actividad. Chile, Argentina, República Dominicana y México son los principales países receptores de esa fuerza de trabajo, según el reporte.

“En el sur de México, el trabajo doméstico es una de las principales fuentes de trabajo” para esa población. “Es la ocupación del 43%” de quienes cruzan desde Guatemala.

Salarios bajos, entre los más bajos

A los retos que ya se tenían y que quedaron pendientes de resolver en la reforma a la LFT, se sumó la pandemia de covid-19. En toda la región sus condiciones laborales empeoraron, apuntó Mayra Jiménez, presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Debido a la crisis económica, los despidos sin indemnización aumentaron, muchas sufrieron disminuciones salariales —principalmente las trabajadoras de planta— y restricciones para salir, así como encierros. También tuvieron carencia de equipo de protección personal, señaló.

Y aunque a partir de 2021 ingresaron al listado de Salarios Mínimos Profesionales, el tope más bajo de sus remuneraciones quedó muy bajo: 154 pesos diarios. Debido a que el 98% labora en la informalidad, una gran parte gana mucho menos que esa cantidad.

“La brecha entre el ingreso mensual de quienes se dedican al trabajo doméstico y las personas asalariadas en otros sectores es aún considerable”, dice el informe. República Dominicana es donde la disparidad es más amplia, ellas ganan apenas el 20% de lo que les pagan a otros trabajadores y trabajadoras. En Argentina, su ingreso es del 33% del resto de la población trabajadora y en Uruguay, el 43%, por mencionar algunos países.

En México, los salarios de las empleadas del hogar son el 63% de lo ganan otros sectores, es el tercer país con la menor brecha. El primero es Perú (70%) y el segundo, Venezuela (67%). Sin embargo, una explicación para esta situación es que en estas tres naciones en general los salarios son bajos, apunta el reporte.

La subocupación es otro problema. De las 2.4 millones de trabajadoras en México, 54.2% labora menos de 34 horas a la semana. Para ser más específicas, el 26% se emplea entre 20 y 34 horas y el 28.2% no supera las 20 horas semanales. El informe indica que el 32% está ocupada entre 35 y 48 horas.

Del otro lado de la situación, el 9% trabaja entre 49 y 60 horas, es decir, más de 216,000 mujeres, y 4.1% labora más de 60 horas a la semana, o sea, más de 98,000 empleadas.

Con información de El Economista

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