Missouri.- Profesores de al menos tres estados han fallecido debido al virus SARS-CoV-2 desde el comienzo del nuevo ciclo escolar, por lo que el líder de un sindicato de trabajadores docentes expresó su preocupación de que el regreso a las clases presenciales tendrá un impacto letal en todo Estados Unidos, a menos que se tomen las debidas precauciones.
AshLee DeMarinis tenía apenas 34 años cuando murió el domingo luego de pasar tres semanas en el hospital. Enseñaba habilidades sociales y educación especial en la Escuela Secundaria John Evans, de Potosi, Missouri, a unos 115 kilómetros (70 millas) al suroeste de San Luis.
Randi Weingarten, presidente de la American Federation of Teachers, señaló que las escuelas necesitan lineamientos como el uso obligatorio de cubrebocas y estrictas reglas de distanciamiento social para una reapertura segura.
Declaró:
“Si el contagio comunitario es tan elevado como en Missouri y Mississippi, si no se cuenta con la infraestructura para hacer pruebas de diagnóstico, y si no se cuenta con las medidas de seguridad para evitar la propagación de virus en las escuelas, creemos que no podemos reabrir las clases presenciales”.
Por su parte, Johnny Dunlap, maestro de teatro y estudios forenses de la Escuela Secundaria Dodge City de Kansas, dijo que consideró presentar su renuncia antes de que el distrito ordenara el uso obligatorio de mascarillas faciales entre profesores y estudiantes.
Sin embargo, sus antecedentes de cáncer de vejiga e hipertensión arterial han dejado al profesor de 39 años de edad un tanto angustiado de estar rodeado de tantas personas. Los problemas de salud previos pueden elevar el riesgo de muerte y complicaciones entre los pacientes de coronavirus.
“Estoy en una escuela secundaria con cerca de 2 mil alumnos, así que es algo que va más o menos en contra de las recomendaciones que hemos dado durante el último medio año”, manifestó Dunlap.
La primera etapa de la pandemia cobró la vida de decenas de docentes. Tan sólo en el Departamento de Educación de la ciudad de Nueva York murieron 75 empleados por la enfermedad, de los cuales 31 eran maestros.
En todo el país, la American Federation of Teachers ha reportado el deceso de 210 agremiados. La lista incluye a personal de apoyo, jubilados y profesores. El nuevo año escolar trajo consigo otra oleada de decesos.
En Oxford, Mississippi, Nacoma James, de 42 años, era maestro en una escuela secundaria y ayudaba a entrenar al equipo de fútbol americano de la institución. Perdió la vida el 6 de agosto durante la primera semana de clases, pero se encontraba en aislamiento voluntario cuando profesores y alumnos volvieron a las aulas, detallo el superintendente del Distrito Escolar del condado de Lafayette, Adam Pugh.
Pugh recordó a James como estudiante de séptimo grado cuando él comenzó su práctica docente hace 30 años. “La noticia fue como un golpe al estómago”, agregó.
James trabajaba con los jugadores de fútbol americano durante los entrenamientos de verano, y una investigación no encontró ningún nuevo caso vinculado con él, indicó Pugh.
Otro maestro de Mississippi murió el domingo. El profesor de historia Tom Slade publicó recientemente en su página de Facebook sobre su lucha contra la neumonía que le provocó el coronavirus.
Slade impartía clases presenciales al inicio del año académico el 6 de agosto, señaló la directora Raina Holmes, pero se puso en cuarentena después de haber entrado en contacto con un caso positivo durante una reunión de la iglesia. Su último día de clases fue el 21 de agosto.
Slade era conocido por utilizar en tono de broma un mazo de juez para callar a los alumnos ruidosos. “Siempre llegaba al aula de buen humor y sus alumnos amaban esa parte de él”, comentó Holmes.
En Carolina del Sur, Demetria Bannister, de 28 años, murió tres días después de que le diagnosticaran COVID-19, informó su distrito escolar en un comunicado difundido el miércoles. Bannister era maestra de tercer grado el Columbia. El distrito señaló que Bannister se encontraba en la Escuela Primaria Windsor el 28 de agosto para un día de trabajo previo a la reanudación de clases.
En Potosi, las clases presenciales iniciaron el 24 de agosto. DeMarinis ya estaba hospitalizada para entonces, pero un par de semanas antes había acudido a la escuela para prepararse para el año escolar, contó su hermana Jennifer Heissenbuttel.
El superintendente Alex McCaul dijo que el rastreo de contactos determinó que no había tenido contacto cercano con ningún maestro, alumno o miembro del personal.
DeMarinis se crió cerca de Nueva York, pero se encariñó con su escuela rural y con Potosi, una comunidad de 2.600 habitantes, dijo Heissenbuttel.
DeMarinis quería ser maestra de educación especial desde que era niña, cuando una profesora de esa disciplina le ayudó a superar su caso leve de dislexia.
“Tenía la paciencia de una santa. Realmente estaba hecha para eso”, comentó Heissenbuttel. “Los niños la adoraban. Tocó tantas vidas”.