Ciudad de México.- A 61 kilómetros de Ciudad de México, en una zona de cerros, algunas huertas de aguacate y trigo, atravesando caminos de terracería, fue edificada una narcobodega. Para llegar a ella, se necesita subir poco más de un kilómetro sobre una ladera.
La intención era que cualquiera que quisiera llegar a ella a pie demorara hasta 20 o 30 minutos. Los narcos subían en cuatrimotos.
La casa no tiene más de 80 metros cuadrados, pero el terreno se extiende a lo largo de la colina. La parte trasera del predio conduce a un pequeño camino hacia la carretera. Era perfecto para huir.
Al predio lo bautizaron como rancho “El aguacate” porque en sus alrededores se empezó a cultivar. Pero en realidad se almacenaba droga que venía de Sinaloa.
Aquí operaban “Los Sinaloas”, ligados a los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
En junio de 2020, la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) aseguró el rancho, decomisó 4 kilos de cocaína y media tonelada de mariguana.
Pero la investigación siguió y entre enero y mayo de este año, junto con la Agencia de Investigación Criminal, se logró desarticular a esta célula de narcotraficantes cuya droga se distribuía en el Valle de México.
Escuchas telefónicas
Fue gracias a escuchas telefónicas, obtenidas con una orden judicial, que la ruta de la droga fue descubierta.
Estos son extractos donde el “Pancho”, líder del grupo criminal y su operador, “Chepe”, coordinan un cargamento de mariguana oculto en mangos.
-Pancho dice: “Qué pasó, cómo va?
-Chepe contesta: “Estamos aquí en Tepic, es que la salida está una patrulla, está abajo del puente y sí está parando, entonces este camión es un candidato por las placo a que lo paren, estamos esperando a que se quiten, el chofer está esperando, pero desde aquí la veo, ya de un momento a otro se quitan”.
-Pancho dice: “Órale pues, pónganse abusados”.
El cargamento llegó. Los mangos terminaron en la Central de Abasto y la droga en Tepito.
-Japo dice: “¿Qué dice, patrón?”
-Pancho contesta: ¿Qué hay, Japo?”
-Japo: “Nada, acabando de descargar”.
-Pancho dice: “Oye, hay que acomodar el mango para venderlo”.
-Japo: “Viene chico y grande y lo van a meter como de tercera”.
-Pancho: “No, es de primera, todo está de primera”.
-Japo: “Como descargamos de noche, no vimos bien”.
-Pancho: “Lo que pasa es que es maduro, es pura calidad”.
-Japo: “Ahorita todavía viene en buen estado”.
-Pancho: “A ver a cómo te lo pagan allá”.
-Japo: “¿A cómo anda el kilo allá?”
-Pancho: “Aquí el kilo anda en 8 pesos”.
-Japo: “Sí patrón”.
-Pancho: “A ver cómo se acomoda la raza para venderlo”. ¿Ya sacaron lo otro?”
-Japo: “Sí, ya descargamos, pero ahorita estoy acomodando para ver cuántas son de una y cuántas son de otra, estoy acomodándole”.
-Pancho: “Ándele pues”.
Todo se almacenaba en el rancho.
Se enterraba a sus alrededores y desde otra colina, vigilantes repartidos en turnos avisaban cualquier movimiento.
Tenían luz eléctrica y una silla desde donde divisaban la carretera.
Estos son los integrantes del grupo delictivo encabezado por “Pancho”.
Son 15 presuntos narcotraficantes vinculados a proceso por delincuencia organizada, incluso, un ex policía, Ricardo, el “Franco”, quien servía de enlace con autoridades locales.
-El Tostón: “No, sí, yo me alineo, pero que me digan qué show”:
-Expolicía Franco: “Aquí se cobra una entrada y una cuota a la semana”.
-Tostón: “Usted dígame, hágame valer, yo con y una línea con él, yo te acerco sin pedos, órale ya estás”.
Mientras el rancho continúa asegurado, la Fiscalía General de la República rastrea a las autoridades que pudieron colaborar con “Los Sinaloas” y a si hay más cómplices en libertad.
Con información de Antonio Nieto, Noticieros Televisa