Ciudad de México.- La popular bebida Electrolit se ha convertido en un producto ubicuo en tiendas y supermercados, pero recientemente ha centrado un intenso debate público que cuestiona su consumo habitual, su estatus legal y su impacto en la salud y la economía. Para entender la polémica, es necesario separar la información en tres ejes: su composición y uso correcto, los riesgos para la salud por un consumo inadecuado, y el vacío legal que, según denuncian legisladores y expertos, le permite evadir impuestos.
1. ¿Qué es el Electrolit y para qué está diseñado?
Electrolit es, en esencia, un suero oral rehidratante. Su composición está formulada específicamente para reponer líquidos y electrolitos perdidos en situaciones de estrés físico o enfermedad.
Composición nutricional por cada 100 ml (Electrolit Suero Rehidratante):
- Calorías: 20 kcal
- Carbohidratos: 5 g (principalmente glucosa)
- Grasas: 0 g
- Proteínas: 0 g
- Electrolitos: Sodio (30 meq), Potasio (20 meq), Calcio (4 meq), Magnesio (4 meq), Cloruro (30 meq), Lactato (28 meq).
Indicaciones de uso correcto: Está clínicamente indicado para el tratamiento y prevención de la deshidratación en casos específicos como:
- Diarrea aguda o vómito.
- Desgaste físico extremo (ejercicio intenso y prolongado).
- Insolación o golpe de calor.
Como explica el divulgador científico Rafael Carbajal en un video viral, “Este tipo de bebidas están diseñadas para lo que son: casos como diarrea o deshidratación extrema. Solo se deben de utilizar bajo prescripción médica”.
2. ¿Cuándo es malo tomarlo? El riesgo del consumo habitual
El problema central, según expertos como el nutriólogo KamaleonconK, radica en que el Electrolit ha trascendido su uso médico para convertirse en una bebida de consumo diario, lo que conlleva riesgos.
Cuándo SÍ debes tomarlo:
- Cuando un médico lo recomiende específicamente para tratar deshidratación por las causas ya mencionadas.
- Después de una actividad física intensa que haya provocado una sudoración profusa.
Cuándo NO debes tomarlo (o hacerlo con mucha precaución):
- Como sustituto del agua natural: No es apto para la hidratación diaria. Su alto contenido de electrolitos, especialmente sodio, puede ser perjudicial si no hay una pérdida real que reponer.
- De forma habitual y sin necesidad: El nutriólogo KamaleonconK lo advierte claramente: “Si las tomas en exceso, no tomas agua, no sudas, no haces ejercicio, estás propenso a desarrollar piedras en los riñones. Por lo tanto, existe un riesgo a la salud a largo plazo, al igual que con los refrescos y las bebidas azucaradas”.
- Sin considerar su azúcar: Aunque solo tiene 5g de carbohidratos por 100 ml, una botella de 625 ml contiene aproximadamente 31 gramos de azúcar (equivalente a casi 8 cucharaditas). Para una persona sedentaria o con riesgo de diabetes, este consumo regular es contraproducente.
Electrolit es un medicamento, no un refresco. Usarlo sin la necesidad fisiológica para la que fue diseñado puede sobrecargar el sistema renal y contribuir a problemas de salud a largo plazo, similares a los asociados con las bebidas azucaradas.
3. El vacío legal: ¿Un medicamento que evade impuestos y sellos de advertencia?
Esta es la arista más polémica y la que ha llevado el debate al ámbito legislativo. El punto clave es su registro ante la COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) como medicamento, no como bebida.
¿Cómo funciona este vacío legal?
- Evasión de impuestos: Al estar registrado como medicamento, Electrolit goza de una tasa 0% de IVA y no paga el IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios), un gravamen que sí aplica a los refrescos y otras bebidas azucaradas. El diputado José Antonio López Ruiz (PT) cuantificó el impacto: aplicar estos impuestos podría generar “más de 5 mil millones de pesos” para el sector salud.
- Exención de sellos de advertencia: La Norma Oficial Mexicana 051, que obliga a llevar sellos de “Exceso de azúcares” y “Exceso de sodio”, aplica a alimentos y bebidas no alcohólicas, no a medicamentos. Por lo tanto, Electrolit se vende sin estas advertencias, a pesar de que, como señaló el legislador, tiene “3.5 veces más azúcar que otras bebidas”.
La postura de los legisladores y Hacienda
Los diputados han calificado esta estrategia como un “disfraz”. Ernesto Núñez Aguilar (PVEM) fue categórico: “Es permitir que bebidas con altas cargas de glucosa se disfracen de medicamentos para evadir impuestos y regulaciones”. La propuesta busca tres objetivos:
- Salud pública: Que estos productos lleven los sellos de advertencia.
- Equidad fiscal: Que paguen impuestos como cualquier otra bebida azucarada.
- Competencia leal: Eliminar la ventaja injusta que tiene sobre marcas como Gatorade (PepsiCo) o Powerade (Coca-Cola), que sí pagan impuestos y llevan sellos.
El secretario de Hacienda, Édgar Amador Zamora, se ha mostrado abierto a discutir el tema, señalando la necesidad de “homologar criterios” en productos donde hay “disparidad”.
Más allá de la polémica en redes
Como bien resume el nutriólogo KamaleonconK, el debate no debe reducirse a una pelea entre influencers o a teorías de conspiración sobre campañas pagadas. El fondo del asunto es de regulación y salud pública.
- Para el consumidor: Electrolit es una herramienta útil en situaciones específicas de deshidratación, pero su consumo habitual y sin supervisión conlleva riesgos. No es un sustituto del agua.
- Para el sistema: Existe un vacío regulatorio que permite que un producto con características de bebida azucarada se comercialice como medicamento, evadiendo impuestos y omitiendo información crucial para el consumidor, lo que genera una competencia desleal y potencialmente pone en riesgo la salud pública.
La solución, como muchos apuntan, parece simple: si es un medicamento, que se venda como tal en farmacias y con receta; si es una bebida, que se venda como bebida, pague impuestos y tenga los sellos de advertencia. Todo lo demás, es ruido.
Con información de El Imparcial