Ciudad de México.- A 37 días de la desaparición de Carlos Emilio Galván Valenzuela en Mazatlán, Sinaloa, las autoridades no han dado mayores avances en la investigación, sin embargo, el caso del joven originario de Durango apuntan a Víctor Manuel Barraza Pablos, alias “El 40”, jefe de plaza de Los Chapitos, como el principal responsable.
De acuerdo con información revelada por el periodista Luis Chaparro en su programa Pie de Nota, refiere que fuentes consultadas señalan que “El 40” es quien mantiene control sobre la vida nocturna, los bares y restaurantes de Mazatlán.
Entre esos establecimientos figura Terraza Valentino, el sitio donde desapareció Carlos Emilio la madrugada del 5 de octubre de 2025 y propiedad del exsecretario de Economía de Sinaloa, Ricardo Velarde Cárdenas, quien presentó su renuncia hace unos días después de un cateo realizado en el lugar.
Según la investigación de Pie de Nota, el grupo que dirige “El 40” se caracteriza por realizar operativos de secuestro y desaparición forzada bajo dos esquemas: el monopolio en la venta ilegal de vapeadores y el reclutamiento forzado de jóvenes, usados para reforzar las filas del grupo criminal, que actualmente está en disputa con la facción de La Mayiza,
Según el testimonio de la madre, Brenda Valenzuela, recogido por Pie de Nota, el día de su desaparición, Carlos Emilio avisó que iría al baño cerca de las 2:30 de la madrugada y no volvió a la mesa.
Una de sus primas, al notar que pasaba el tiempo, decidió buscarlo y se dirigió en dirección a los sanitarios, donde un guardia de seguridad le impidió el paso cuestionando su presencia.
La joven respondió que buscaba a su primo, pero el guardia insistió en que debía retirarse del área y aseguró que no había nadie más en el interior del baño. Aun así, antes de marcharse, pudo ver parcialmente desde la puerta los zapatos de una persona, aunque no correspondían al calzado de Carlos Emilio.
Tras regresar a la mesa y no encontrarlo, la prima fue mesa por mesa preguntando en el local, salió para buscar alguna pista y trató de volver a ingresar, siendo rechazada en el acceso por más de media hora bajo distintos pretextos del personal de seguridad.
Al no localizarlo ni dentro ni fuera del establecimiento, ambas primas pagaron la cuenta y abandonaron el lugar. A partir de ese momento, la búsqueda familiar se extendió durante el resto de la madrugada, marcando repetidas veces el celular del joven, que en los primeros intentos aún daba tono sin ser respondido.
Desde las primeras horas del 5 de octubre, la familia recorrió hospitales y dependencias de la policía municipal bajo la hipótesis de una posible detención o accidente. Al acudir ante la policía, se les informó que debían esperar al menos 24 horas para formalizar la denuncia de desaparición. La denuncia oficial se presentó el lunes,
Pese al tiempo transcurrido, las autoridades no han ofrecido claridad sobre los avances de la investigación. La familia permanece en Mazatlán desde el primer día, dedica jornadas diarias a exigir respuestas. La madre denuncia la falta de resultados y la repetición de los mismos argumentos oficiales relativos a diligencias en curso
Cabe apuntar que el cateo realizado por la Fiscalía General del Estado de Sinaloa (FGE) en el establecimiento se llevó a cabo 20 días después de la desaparición, sin hasta ahora tener respuestas. Según Brenda Valenzuela, hasta la fecha no les han entregado ningún reporte formal del cateo ni tampoco prueba de la remisión para análisis del aparato donde se concentran las grabaciones.
El poder de “El 40″ en Mazatlán
Barraza Pablos, alias “El 40”, dirige la plaza de Mazatlán a las órdenes de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, líder de Los Chapitos, una de las facciones del Cártel de Sinaloa.
El nombre de Víctor Manuel Barraza Pablos no es desconocido, al menos para las autoridades, pues ha sido sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por encabezar una red criminal dedicada al tráfico de drogas, lavado de dinero, extorsión y secuestros en una de las zonas más disputadas de Sinaloa.
El departamento estadounidense lo incluyó en su lista negra el 9 de junio de 2025, bajo la coordinación de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) y la Agencia Antidrogas (DEA), señalando su papel dentro de una estructura al servicio de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.
“El 40”, nacido el 17 de julio de 1990 en Culiacán, Sinaloa, según registros filtrados por el colectivo Guacamaya, ha sido señalado como hijo de Víctor Manuel Barraza Rivera, alias “El Canas”, un referente histórico del narco local que murió en octubre de 2023.
Aunque muchos detalles sobre su carrera delictiva permanecen poco claros, versiones extraoficiales apuntan a una posible formación militar que habría facilitado su ascenso como operador estratégico del Cártel de Sinaloa.

En agosto de 2021, Víctor Manuel Barraza Pablos fue detenido en Cancún junto a otros cuatro hombres, durante un operativo estatal por delitos contra la salud. El reporte oficial lo identificó como Víctor “N”, aunque no existen registros públicos de juicio o condena derivados de esa detención.
Su presencia volvió a destacar tras la ruptura interna en el Cártel de Sinaloa en septiembre de 2024. En plena guerra entre Los Chapitos y La Mayiza, Mazatlán vivió una ofensiva de propaganda criminal que incluyó la distribución de volantes con los rostros de operadores clave, entre ellos “El 40”, su padre “El Canas” y el señalado operador financiero José Raúl Núñez Ríos, alias “El Lic”.
La relevancia operativa de “El 40” ha sido subrayada tras el hallazgo de un arsenal con casi 2.900 artefactos explosivos en El Huajote, Concordia, en abril de 2025. Este decomiso, considerado el mayor de explosivos artesanales en la historia reciente de México, habría sido responsabilidad directa de Barraza Pablos y tres operadores más.
La madre de Carlos Emilios relata que toda la familia, originaria de Durango, permanece sin apoyo de recursos gubernamentales y asume los gastos vinculados a la búsqueda y la estadía prolongada en Sinaloa. Tampoco cuentan con medidas de seguridad pese al clima de amenaza que describen vivir en Mazatlán: “Nos cambió por completo la vida, nuestra dinámica, nuestros trabajos, nuestra familia. Así como las autoridades están normalizando estas situaciones, nosotros también nos adaptamos a vivir con dolor, miedo e indolencia de las autoridades”.
Ficha de búsqueda

La ficha de búsqueda publicada por la Fiscalía de Durango proporciona datos específicos sobre Carlos Emilio: al momento de su desaparición, vestía pantalón de mezclilla negro, playera negra con letras blancas y tenis blancos con detalles en negro. Su complexión era delgada, medía 1,83 metros, tenía cabello café y ojos café claro, y es de tez blanca.


