Los Mochis, Sin.- Todo transcurría normal en una ciudad donde se trata de vivir la “nueva normalidad”; la gente hacía filas amontonada en los exteriores de los bancos, los comerciantes pedían a Dios que alguien llegara y les comprara algo o aunque sea que se pusieran a ver, cómo se dice por ahí; otros estaban sentados degustando algún platillo típico de la región, sin que faltara quien enojado le pitara a los que acostumbran hacer doble fila.
Cuando de pronto, alrededor de las 11:30 de la mañana, sonó la sirena de Bomberos, mejor conocida como “La Leona”, lo que hizo que los ciudadanos de Los Mochis voltearan a ver qué pasaba.
En ese punto del día se podía ver en el cielo una escueta cortina de humo, la cual conforme fue pasando el tiempo se hacía cada vez más grande, hasta el punto de parecer que eso salía de algún volcán de esos del sur.
Entonces la noticia corrió por todos lados: el Centro Dulcero se estaba quemando.
En la dulcería ubicada por Hidalgo y Niños Héroes, enfrente de Salud Municipal, todo pasaba con normalidad, algunos clientes llegaban, compraban y se iban, pero otros tuvieron la mala suerte de que justo cuando estaban ahí comenzaron a observar humo, el cual rápidamente fue invadiendo el lugar piso por piso hasta que descubrieron que se trataba de un incendio.
Los empleados sacaron a la gente y una vez que se pusieron a salvo llamaron al 911 pidiendo auxilio urgentemente, sin pensar que ya no volverían a entrar a este lugar que fue su centro de trabajo tal vez por años, meses o días, el cual volvía abrir sus puertas luego de estar cerrado por mucho tiempo por la contingencia que se vive todavía del coronavirus; alguien por ahí dijo: “que calamidad, mejor ni hubiéramos abierto”; en fin, son cosas que no se planean, sólo suceden a veces sin avisar y no las vemos hasta que ya están.
Rápidamente, el oficial de Bomberos Jesús González Rivera, a quien la mayoría conoce y llaman de cariño “El Pollo”, llegó al sitio pero se dio cuenta que ya no se podía hacer nada para evitar que se quemara el lugar, esto debido a la gran cantidad de material que había en el interior que sirve de combustible al fuego: plástico, aceites, globos, piñatas, madera y otros artículos; entonces informó la situación, se ocupaba de todo el recurso humano disponible y de toda la maquinaria posible, porque esto iba para largo.
Al escuchar el llamado, se reunió el personal de Bomberos de Los Mochis y Protección Civil de Ahome en el lugar a donde en cuestión de minutos fueron llegando elementos de Bomberos Veteranos, Protección Civil Estatal, paramédicos y socorristas de Cruz Roja y de los Servicios de Urgencias Médicas Municipales, así como policías preventivos y de vialidad, quienes no se daban abasto retirando vehículos y curiosos que se acercaban a ver y algunos hasta se querían meter al edificio a tomar fotos y videos de la situación tan peculiar que se estaba viviendo.
Se escuchaba decir por ahí: “esto es algo histórico, hay que capturar el momento”; otros realizaban transmisiones en vivo por redes sociales sin importarles su integridad física o andar estorbando, esto sin mencionar que la sana distancia no les importó con tal de estar ahí con su celular.
Poco a poco fue fluyendo la coordinación entre todos trabajando en conjunto para poder apagar el fuego, el cual no se dejaba y continuaba arrasando todo lo que encontraba a su paso dentro de ese edificio tan viejo que alguna vez fue salón de fiestas y hasta expendio de cerveza, y luego de estar abandonado por muchos años terminó en dulcería, que sin duda guarda miles de recuerdos de novias y quinceañeras que vieron hacerse realidad sus sueños en ese lugar, el cual hoy está en riesgo de ser demolido.
Al ver que el agua no le hacía nada a la lumbre porque entre las ventanas que tenía el lugar apenas pasaba la mínima cantidad, decidieron hacer boquetes en las paredes utilizando maquinaria de construcción, tumbando puertas y paredes, lograron hacer que entrara el agua y que ésta atacara directamente el fuego, ya que si entraban al lugar se corría el riesgo de que se colapsara todo el edificio, y se ponía en peligro a los elementos de Bomberos, mismos que no pararon durante las casi 20 horas que duró la lucha contra el incendio.
“El Pollo” gritaba y hablaba por radio con sus compañeros dando indicaciones, consejos, y sobre todo informando de algún peligro; así transcurrieron algunas horas donde las pipas iban y venían sin descanso, lo que hace que mencione a los trabajadores de Servicios Públicos Municipales, quienes también le echaron ganas manejando los camiones con agua; a ellos se les sumaron algunas pipas de empresas particulares y también acudieron los tragahumo de Guasave y de El Fuerte, regresando el favor que tantas veces les han brindado los de acá de Los Mochis, pero sobre todo por el compañerismo, por la satisfacción de ayudar, esto sin dejar por fuera a la Marina Armada de México y al Ejército Mexicano, que también se sumaron con pipas de agua y el apoyo en lo que se ocupara.
Pasaron las horas y cayó la noche a través de redes sociales se convocó a la ciudadanía a llevar algo de comer y beber a los que luchaban contra las llamas, por lo que comerciantes llevaron alimento y agua, refresco y otras cosas en agradecimiento a la heroica labor que estaban realizando los cuerpos de emergencia.
Poco a poco el fuego fue cediendo y luego de dos pipas de agua, los bomberos de Guasave se retiraron junto con algunos elementos de la Marina y el Ejércitos, quedando los locales, quienes agradecieron la ayuda a sus colegas de otros municipios, y a todo aquel que se sumó a la batalla de fuego y agua.
Entrada la madrugada continuaron echando agua hasta que ya como a las seis de la mañana pararon labores. Jesús González continuaba en el lugar junto con otros compañeros que aguantaron calor, sed, hambre, humo y tal vez un poco de miedo, y así otros también se retiraron debido al cansancio y agotamiento mental que provocó el estar entre el fuego tratando de salvar todo lo que se pudiera, incluida la integridad física.
La situación estaba bajo control pero aún faltaba remover las cenizas para que ya todo quedara al cien por ciento apagado y no hubiera riesgo de que reviviera el incendio, como ocurrió años atrás en otra dulcería ubicada a unas cuadras de la de esta ocasión; así que luego de darse un baño y una pestañeada, los tragahumo regresaron en compañía de Protección Civil de Ahome, y aún así ocho elementos de bomberos requirieron de atención por parte de los socorristas, quienes montaron unas carpas para atender a quien lo requiriera, debido al calor que se vivió y al estar absorbiendo tanto humo durante tantas horas.
De nuevo, “El Pollo” y su equipo acudieron al mismo lugar que habían dejado un par de horas antes pero en esta ocasión se metieron al edificio para remover los escombros, lo que ocasionó que recibieran algunas llamas, algo común en estos casos y que pasa debido al aire que entra entre las cenizas realizando el efecto asador; qué es eso, se preguntarán: pues es lo que sucede cuando se apaga el carbón cuando uno hace carne asada, lo remueve, le echas aire y salen llamas de nuevo, así igual pasó, pero en esta ocasión estaban preparados y rápidamente mojaron las cenizas controlando la situación hasta lograr apagar todo en su totalidad llegando a más de 24 horas de trabajo.
¿Qué pasará con el edificio?, no se sabe, lo más seguro que lo tumben pero eso se sabrá más adelante, lo que sí que ese lugar ya pasó como una anécdota más de esta ciudad, de esas que se suelen contar en reuniones familiares y con vicios de amigos; por lo pronto no es recomendable pasar por ahí; los policías delimitaron el área y está cerrado desde Independencia hasta la Obregón por la Niños Héroes y desde la Constitución hasta Zapata por la Hidalgo.