Tomar agua es una actividad diaria imprescindible para mantenerte hidratado y tener un buen estado de salud en general. De esto no cabe ninguna duda, puesto a que el agua conforma entre un 50% y 65% del cuerpo de un adulto promedio.
Existen muchos mitos alrededor del líquido vital, como tomar un vaso en ayunas, beber cierta cantidad de litros mínimos al día o beber un vaso de agua caliente después de comer para ayudar al metabolismo a acelerar la digestión. En esta ocasión nos enfocaremos en el último.
Aunque no existen estudios científicos respecto al tema, a lo largo de los tiempos se ha recomendado beber una taza de agua tibia después de alimentarse. Esto podría traer beneficios como la relajación de los músculos, aliviar la congestión y mejorar la digestión.
El agua puede estar acompañada de alguna infusión como limón, jengibre o cualquier otro fruto o hierba. Lo importante es que esté tibia o caliente, ya que mientras vaya pasando por tu sistema digestivo, ayudará a todo tu metabolismo a ponerse a trabajar más rápido y así, depurará todo aquello que sea más complicado de digerir.
También contribuye a tener una buena circulación sanguínea, así como a la relajación de los músculos. Así que ya sabes cómo beber agua para auxiliar a tu cuerpo a realizar sus funciones diarias con mayor facilidad, además de asegurarte de que estás manteniéndote bien hidratado.