‘Pensar en mi mamá me mantuvo viva’; mexicana sobrevivió a estampida

Corea del Sur.- Juliana Velandia y su amiga se disfrazaron para ir a celebrar Halloween, en Itaewon, el distrito cosmopolita de Seúl. Se tomaron fotos, iban a divertirse, a celebrar una noche de brujas lejos de casa.

“Eran las 10 de la noche y había demasiada gente. No podíamos movernos, estábamos como sardinas”, relató la chica de 23 años a Excélsior.

Originaria de Mexicali, quedó atrapada en la estampida que se originó en el callejón que lleva a la estación del metro.

Estuvo en el lugar en el que murieron 154 personas.

“Desafortunadamente para tomar el camino de regreso a casa, tomamos el callejón donde ocurrió la estampida. Ese callejón va hacia abajo y cuando entramos había mucha gente saliendo y entrando en la estación”, explicó a través de una videollamada desde Corea del Sur.

“Nos empezaron a empujar y cada vez era peor, a veces en el metro estamos aplastados, pero nunca a ese nivel”, relató.

Se le presionó el tórax, sus pies ya no tocaban el suelo. Abajo de ella había cuerpos.

“Mis piernas estaban tan aplastadas, no sentía mis piernas. Estaba paralizada”, agregó la estudiante de medicina.

Pensó que iba a rendirse.

“Las personas estaban gritando, pidiendo ayuda, y al otro momento estaban inconscientes, dije: sigo yo”, compartió.

Pero una imagen la hizo poder respirar.

“Ocurre el instinto humano de supervivencia y dije: quiero volver a ver a mi mamá, voy a tratar de seguir respirando, respiraciones muy cortas y así logré respirar. Poder ver a mi mamá me mantuvo viva”, afirmó.

Estuvo atorada por 40 minutos, según la hora de las últimas fotos que tomó en su teléfono antes de la tragedia. Ella estaba más cerca de la banqueta, y fue más sencillo que la rescataran.

“La gente que estaba más abajo de mí no tenía manera de respirar o salir. Le debo la vida a un civil que me rescató, me jaló del brazo”, agregó.

Sus piernas seguían atoradas entre los cadáveres, hasta que la jalaron.

Ya que pudo salir de esa multitud, su prioridad era encontrar a su amiga Caro.

“Estuve una hora en la escena buscándola. Estaba en shock, sólo veía a los cuerpos siendo resucitados, no vi que ninguno recuperara su vida”, lamentó.

“Una hora después le llamó y la encontré con vida, nos abrazamos y lloramos porque pensamos lo peor”, agregó.

Las dos estudiantes de medicina llegaron al país el 23 de agosto, como un intercambio de la Universidad Autónoma de Baja California con la Universidad Católica de Corea.

Juliana planeó viajar ahí porque quiere especializarse en dermatología, le interesan los productos que fabrica ese país para el cuidado de la piel, y no tanto el K-pop o el ánime.

Un disfraz se perdió

“El halloween es una mis festividades favoritas, regalo dulces y me encanta ver películas de terror. Esta vez me disfracé con orejitas de gatito, me maquillé. Cuando salí perdí todo, estaba corrido por mi sudor”, lamentó.

Ahora “nunca más vas a volver a ser igual”.

“Mi cerebro no procesaba que tantos cuerpos no tenían vida, no sabía si la sangre era real porque todas las personas estaban disfrazadas”, agregó.

Ayer, el Comisionado de la Agencia Nacional de Policía de Corea del Sur, Yon Hee Geun, reconoció que la respuesta de la policía fue insuficiente.

“Nadie sabía que iba a haber tanta gente. Cuando sales de la estación está la colina y éramos demasiados”, explicó.

Sin respaldo

El domingo, el embajador de México en Corea del Sur, Bruno Figueroa Fischer, reveló que había dos mexicanas “con heridas leves”.

Juliana fue diagnosticada de rabdomiólisis, que se produce cuando el oxígeno no llega a los músculos y la descomposición del tejido pasa al torrente sanguíneo, puede dañar los riñones.

“La embajada se comunicó pero sólo nos pidieron datos. Necesitamos apoyo económico, psicológico, esperamos una respuesta. No fue leve”, denunció.

Juliana está pagando los gastos con el dinero de su beca. Aun así, planea esperar a que termine su estancia.

“Tengo viajes planeados que quiero hacer y es algo que tengo que terminar. Sólo quiero estar con mi mamá y abrazarla, pero me esforcé para llegar a este país”, afirmó.

Su mamá fue a la primera persona a la que llamó cuando la rescataron:

“Le dije estoy bien. Y ella está optimista y está agradecida de que estoy viva”.

Con imagen e información de Excélsior 

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