Culiacán, Sin.- El candidato de segunda fórmula por Morena al Senado de la República, Enrique Inzunza Cázarez, volvió a ser el protagonista en el segundo debate de candidatos al Senado de la República, a pesar de no encontrarse presente.
El evento se llevó a cabo en la Junta Local del INE Sinaloa, donde se presentaron solamente tres de las cinco fuerzas políticas que pretenden llegar a la Cámara Alta: la coalición Fuerza y Corazón por México, el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano. Los ausentes fueron Morena y el Partido Verde Ecologista de México.
El primero en hacer uso de la voz fue el candidato del PAN, PRI y PRD, Eduardo Ortiz Hernández, quien directo y sin escalas comenzó a cuestionar la ausencia de Enrique Inzunza, quien, dijo, sigue sin demostrar su inocencia en los señalamientos de acoso que se han hecho en su contra, por lo cual le acuñó un particular apodo.
«El candidato de Morena brilla por su ausencia, ¿Pero cuáles fueron sus excusas? Argumentos ridículos, puras jaladas, así que desde este momento voy a hacer referencia a él como el candidato de las jaladas».
Luego, el candidato del PT, Jesús Estrada Ferreiro, atacó no solo a Inzunza sino también al gobernador Rubén Rocha Moya por ser quien supuestamente le dio poder y le «regaló» la candidatura.
«Eso de las jaladas pues tiene algo de razón, ahí está el video, es muy gráfico. Yo creo que la culpa no es del indio, sino del que lo hace compadre, y el que lo hizo compadre, y aquí el que lo hizo compadre es el gobernador».
La candidata de Movimiento Ciudadano, Fernanda Rivera Romo, consideró que con este tipo de casos la política sinaloense se encuentra en uno de sus peores momentos de la historia.
«Estamos en lo más bajo de la curva moral de la política en Sinaloa, nunca había caído Sinaloa en una tragedia de clase política, ¿Para qué quieren ser senadores? Ni siquiera pueden venir y dar la cara».
Cabe señalar que los temas de este segundo debate giraron en torno a tres temas: seguridad y justicia, medio ambiente y desarrollo tecnológico e industrial.
Igual que en el primer ejercicio, al exterior del INE se concentró un importante número de seguidores de cada candidato presente, generándose la tradicional «guerra de porras» mientras se desarrollaba el debate.
