¿Por qué el Día del Padre no se celebra igual que el Día de la Madre en México?

Ciudad de México.- A diferencia del Día de la Madre, que cada 10 de mayo moviliza a familias, comercios, escuelas y medios de comunicación, el Día del Padre en México, celebrado el tercer domingo de junio, suele transcurrir con menor notoriedad.

La diferencia no es solo cuestión de calendario. Expertos en sociología, estudios de género y mercadotecnia coinciden en que el desbalance entre ambas celebraciones tiene raíces culturales, históricas y económicas.

El origen de una brecha emocional

En el contexto mexicano, la figura materna ha sido social y simbólicamente exaltada. Desde principios del siglo XX, el Día de la Madre fue institucionalizado con amplio respaldo gubernamental, educativo y religioso, consolidando su presencia en el imaginario colectivo como una fecha de afecto, reconocimiento y consumo.

En cambio, el Día del Padre tuvo una adopción más tardía y con menor impulso institucional. A nivel social, el rol paterno fue durante décadas el de proveedor económico, lo que se tradujo en una menor cercanía emocional y menos rituales afectivos en torno a su figura.

Poca visibilidad en el mercado

La diferencia también se refleja en lo comercial. Según cifras de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur), el gasto promedio en el Día del Padre representa menos de la mitad de lo que se destina al Día de la Madre.

Para las marcas, la fecha ofrece menos oportunidades de conexión emocional, y por ende, menos campañas publicitarias. Restaurantes, tiendas departamentales y centros escolares enfocan sus esfuerzos en mayo, dejando junio con una agenda más discreta.

¿Y los nuevos padres?

A pesar de esa disparidad, en los últimos años se ha registrado un cambio importante en los modelos de paternidad. Cada vez más hombres en México asumen una crianza activa, emocional y corresponsable, rompiendo con los estereotipos del padre autoritario o ausente.

Hoy vemos papás que asisten a las consultas médicas, cambian pañales, acompañan procesos escolares y se involucran en la vida emocional de sus hijos.

Una celebración en proceso de resignificación

El Día del Padre no ha perdido valor, pero aún busca su lugar en la agenda pública y emocional del país. Algunas familias han comenzado a resignificar la fecha como un espacio para hablar de nuevas masculinidades, salud emocional y vínculos afectivos más cercanos.

Con información de El Sol de Cuautla

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