Culiacán, Sin.– La Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) enfrenta una de sus presiones financieras más fuertes en décadas: la nómina de jubilados consume ya una tercera parte del subsidio federal y estatal que recibe la institución, cifra que representa un riesgo real para la viabilidad de sus finanzas.
Así lo reconoció el rector Jesús Madueña Molina al convocar a la comunidad universitaria a un proceso de reflexión y diseño de una estrategia que permita sostener la llamada jubilación dinámica, un beneficio que, dijo, ha sido clave en la vida laboral de miles de trabajadores, pero que hoy se encuentra en entredicho.
Tres generaciones, tres realidades
En la UAS existen actualmente tres grupos de trabajadores:
•Los contratados antes del 1 de julio de 1997, quienes tienen derecho a doble pensión (IMSS y UAS).
•Los que ingresaron entre 1997 y 2015, con acceso sólo a la jubilación universitaria.
•Los contratados a partir de 2016, quienes no tendrán ni pensión del Seguro Social ni jubilación institucional.
Esta última categoría, reconoció Madueña Molina, evidencia la desigualdad que ha generado el esquema y la urgencia de construir un plan que garantice un retiro digno para los nuevos empleados, sin poner en riesgo la operación académica de la Universidad.
La propuesta de la SEP
El rector reveló que la Secretaría de Educación Pública entregó un estudio actuarial a la UAS –y al resto de las universidades públicas– en el que se sugiere un cambio drástico: sustituir la doble pensión por una jubilación complementaria.
Es decir, si el IMSS cubre 60 pesos, la Universidad sólo pagaría 40, en lugar de los 100 completos que hoy asume más la pensión federal.
Aunque Madueña Molina advirtió que este ajuste implicaría una reducción importante en los ingresos de los jubilados, admitió que la UAS se encuentra contra la pared. El estudio advierte que la nómina de jubilados ya alcanza el 80 por ciento de la nómina de activos, situación que amenaza la sustentabilidad financiera de la institución.
Entre la defensa de derechos y la realidad financiera
El rector insistió en que no se trata de despojar a los jubilados de un derecho, pero sí de aceptar que la Universidad ya no tiene condiciones de sostener el modelo actual.
“Si seguimos con lo fácil, el próximo año no podremos pagar la jubilación dinámica; primero nos van a obligar a cubrir a los activos”, alertó.
La declaración supone un giro en el discurso oficial, que durante años defendió la jubilación dinámica como intocable. Hoy, Madueña Molina coloca sobre la mesa la necesidad de una reforma laboral interna y la construcción de consensos que incluyan sacrificios para los grupos con doble pensión.
Llamado a la conciencia universitaria
En los próximos días se realizarán asambleas informativas en las cuatro regiones de la UAS. El objetivo es socializar el estudio actuarial, abrir el debate y preparar una propuesta que se presentará al Gobierno Federal.
El rector aseguró que él mismo será el primero en defender la permanencia de la jubilación, pero también admitió: “La jubilación no la vamos a poder conservar si no hacemos cambios, ya no puede seguir como está, porque la Universidad no tiene fondo de pensiones que la respalde”.
La crisis de la UAS en materia de pensiones refleja un problema que comparten varias universidades públicas del país: prestaciones históricamente generosas sin respaldo financiero, sostenidas en subsidios cada vez más limitados.
El dilema es ahora político y social: ajustar beneficios para dar viabilidad a la institución o resistirse a cambios que podrían llevar a un colapso financiero en el corto plazo.