Ciudad de México.- El “rescate” que anunció el gobierno de Andrés Manuel López Obrador a Pemex no hace nada contra la corrupción imperante en la empresa, o su politización; en cambio, podría agravar las cosas, advierte Mary Anastasia O’Grady en su columna semanal de opinión en The Wall Street Journal.
Pemex dijo que cerró casi “todos los pozos de la zona” y perdió 700 mil barriles de producción de petróleo, pero el sábado por la tarde, afirmaba haber recuperado 600 mil barriles de capacidad de producción.
El accidente, a decir de la columnista, “fue algo más que un contratiempo para Pemex, otrora símbolo del nacionalismo mexicano”.
El 14 de julio, la agencia de calificación Fitch redujo la “calificación de incumplimiento del emisor” de Pemex de BB- a B+. La agencia también dijo que está rebajando “aproximadamente 80 mil millones de dólares de las notas internacionales de Pemex en circulación a ‘B+/RR4 desde ‘BB-‘”.
La agencia alertó que la rebaja “refleja el impacto ambiental y social asociado con múltiples accidentes en las instalaciones operativas de Pemex desde febrero de 2023”. Alegó, además, preocupaciones sobre “la capacidad y voluntad del gobierno mexicano para mejorar materialmente la posición de liquidez de la empresa y la estructura de capital en los próximos dos años sin concesiones de los acreedores”.
Aunque López Obrador tachó de “insignificante” la rebaja en la calificación de Fitch e insistió en que se “exageró” en los daños causados por el accidente, O’Grady consideró que “el anuncio del Sr. Romero de que el Estado asumirá el papel de recaudar dinero para la empresa parece una respuesta directa a la creciente preocupación de los inversores de que la empresa es una mala apuesta crediticia”.
Recordó que cuando López Obrador asumió la presidencia, en diciembre de 2018, Romero aseguró que al final del sexenio la producción diaria de crudo de Pemex llegaría a más de 2 millones 624 mil barriles. En junio, la producción de crudo fue de 1.56 millones al día, incluidas las asociaciones.
“López Obrador achaca el bajo rendimiento de Pemex a la gestión de la empresa bajo administraciones anteriores y a la reforma energética de 2014, que abrió el mercado a una competencia limitada. Naturalmente, su solución es llenar la empresa de leales y tratar de restaurar su poder de monopolio en la perforación y también en las actividades derivadas como el refinado”, concluyó la columnista.
Con información de El Universal