Los Mochis, Sin.- Alejandro Moreno es el comerciante que se vio involucrado en una riña el pasado jueves en el área de comida de la Zona 30.
Habla en exclusiva para Altavoz y narra cómo sucedieron los hechos el día 13 de abril por la tarde; señala que el problema nació por ofensas que le hicieron a su esposa por parte de otras personas que se encontraban en un negocio de comida, competencia directa de él.
Alejandro, al ver que agredían a su esposa, dijo que se vio en la necesidad de defenderla por estas personas, las cuales, dijo, han sido un problema de años por la venta indebida de locales que les pertenecen a “Las Marías”, personas que se dedican a la venta de verduras en la vía pública.
El afectado dijo que es el encargado de mercados, Aníbal Ibarra, quien se encarga de vender estos establecimientos entre los 80 y 100 mil pesos, dejando por fuera a las personas que les corresponde.
“El problema es por que vienen personas ajenas que llegan a la birrieria aquí con el vecino; ayer hubo unos muchachos que se acercaron ahí y empezaron a decirle cosas a mi esposa y ella se defendió; el problema originalmente es que el encargado de mercados, Aníbal Ibarra, hace ventas de los locales en una cantidad de 80 mil a 100 mil pesos cada local; vendió esos locales a personas que no eran de la vía pública”.
Ante esta situación de alboroto, alteración al orden público, arribaron los elementos del GOTE, quien afirma que todos los elementos portaban capucha.
Alejandro asegura tener las pruebas suficientes para desmentir la situación en la que se vio agredido física y verbalmente por los elementos de Seguridad.
“El problema fue más que nada por los policías, todos llegaron encapuchados, dicen que me escudé con el niño, cosa que es mentira; tengo pruebas de que no es así; me detuvieron los policías en el callejón del mercado de carga y descarga, se hicieron bolita los policías y me golpearon”.
Para concluir hace un llamado al secretario de Seguridad Pública, Julio César Romanillo, para que intervenga y hable con los elementos involucrados, ya que recibió amenazas por parte de algunos de ellos.
El comerciante asegura depender cien por ciento de su negocio, en el cual labora su familia, desde sus hijos y su esposa.
“Hago un llamado al señor Romanillo a que tome cartas en el asunto sobre ese problema, porque a mí me leyeron la cartilla bajo amenazas”.