El Salvador.- Luis Iván Mejía Bonilla supuestamente había muerto de COVID-19, sin embargo, cuando sus familiares abrieron su ataúd, descubrieron que no murió a causa del virus, sino que fue torturado, en El Salvador.
“A mis familiares en El Salvador les dijeron que mi primo murió por sangramiento del tubo digestivo”, contó Laura Castro, prima de Luis, quien radica en Houston.
El pasado 6 de mayo, autoridades entregaron el cuerpo de Luis Iván a sus familiares, sin embargo, en el proceso hubo varias contradicciones.
“Le dijeron a mi tía que había muerto de coronavirus y que no lo velaran ni abrieran la caja, pero en el papel que les dieron decía otra cosa; además creemos que si en verdad hubiera muerto de coronavirus ni se los lo hubieran entregado por la manera que tratan los cuerpos de personas que mueren del virus”, relató Laura.
Luis Iván estaba preso
Familiares de la víctima informaron que Mejía Bonilla fue detenido junto con otras 10 personas el pasado 28 de abril por su presunta participación en el asesinato de un soldado en Santiago Nonualco, por lo que estaba bajo custodia en Zacatecoluca, en La Paz.
Afirmaron que Luis Iván no era pandillero y trabajaba como payaso en fiestas o como jornalero. Declararon que recibieron la notificación de que su familiar sería trasladado a un hospital, y luego les informaron sobre su fallecimiento.
Cuando recibieron el cuerpo, se les indicó que no lo velaran y lo sepultaran de inmediato, debido a que había muerto de COVID-19.
“Mis familiares siguieron las instrucciones y ese mismo miércoles lo iba a enterrar, pero algunos sabían que Luis se encontraba bien de salud antes de caer a la cárcel y decidieron abrir el ataúd”, dijo su familiar.
Cuando abrieron el féretro, encontraron a Luis Iván con las esposas puestas, además tenía golpes en diferentes partes del cuerpo, el rostro lleno de sangre y los dientes “como si se los hubieran querido arrancar”.
Autoridades responden
El jefe policial de La Paz, Óscar Aguilar informó que Luis Iván presentó fiebre y vómito con sangre, por lo que lo trasladaron al hospital de Zacatecoluca, pero murió en el camino.
“A nosotros no nos dijeron si tenía coronavirus o si había sospechas o no”, dijo Aguilar.
Respecto a las esposas, explicó que tal vez los policías no se las quisieron quitar por medidas de sanidad, debido a la pandemia de COVID-19.
“Queremos justicia para mi primo, esto es una clara violación de derechos humanos y los responsables merecen ser castigados”, dijo Castro.