Cuentas públicas: ¿hay línea?

• Cuentas públicas: ¿hay línea?
• Los votos de Morena, diversos
• Insensibilidad ante afectados

Por Francisco Chiquete Cristerna

Pocas cosas han sido tan llamativas como el rechazo de los diputados locales a las cuentas públicas de los dieciocho ayuntamientos salientes (en lo que toca al año 2019). Otras legislaturas han hecho cosas parecidas, pero ninguna con esa extensión. Si acaso se destaca la reprobación a una de las cuentas de Mario López Valdez, aunque después se las aprobaron.

Muchos esperan todavía que la mayoría morenista y sus adlateres termine volviendo a la “normalidad” con acuerdos políticos que le permitan salvar al menos a los alcaldes procedentes del partido mayoritario, pero debe recordarse que Morena no es una organización monolítica, y por esa diversidad pueden colarse varias decisiones inesperadas.

Entre las motivaciones de este rechazo general se argumentan situaciones que son administrativamente muy serias, como el desvío de fondos, la no comprobación de gastos, documentación probatoria irregular o de plano falsa, así como deuda que se contrata y se deja pendiente sin señalar la fuente de la que saldrán los pagos correspondientes.

De todo hay en cada municipio y los hay que acumulan casi todos los vicios e irregularidades. A esos será más difícil acordarles el perdón, pero tratándose de asuntos de tipo político todo puede conseguirse. Las decisiones de arriba son tan purificadoras como las aguas lustrales, según se ve en ejemplos de gobiernos anteriores.

Lo frecuente de las votaciones (cada municipio se ventiló por separado) hace pensar en que se trató de una línea que generalizó los resultados. Lo mismo ayuntamientos grandes que pequeños, morenistas o del PRI. Hasta los del Partido Sinaloense fueron tratados con similar dureza, lo que frecuentemente ocurre cuando las irregularidades son escandalosamente ruidosas o cuando hay una línea que quiere sentar un precedente o establecer un polo de autoridad.

Sin embargo, hay algunas diferencias. Una de ellas es la de Mazatlán. Un alcalde tan impopular entre la clase política como Luis Guillermo Químico Benitez Torres, tendría que haber aparecido con una condena prácticamente unánime, y sin embargo no fue así. Mientras otros ayuntamientos morenistas fueron rechazado con hasta 38 votos -de cuarenta- al Químico lo condenaron sólo 25, aunque no tuvo muchos votos de defensa. Lo que consiguió fueron once abstenciones. Esto significa que no se atrevieron a desobedecer la línea, pero tampoco la asumieron a plenitud,

Independientemente de las razones jurídicas que haya para este episodio, el jefe del control político de la Cámara, Feliciano Castro Meléndrez, tendría que parar oreja y ver que de nuevo la bancada, como ocurrió en la legislatura anterior, tiene tendencia a la fractura.

Cada vez que a Graciela Domínguez se le escapaban votos de sus coordinados, se advertía “mano negra” del gobierno del estado, pero igual se señalaba la poca disposición de la entonces presidenta de la Jucopo a dialogar con sus representados. En una de las primeras decisiones fuertes de su legislatura, alguien le preguntó si ya lo había consultado con su bancada y ella respondió escueta que no, que “¿por qué?”

En esto de las cuentas públicas nunca será fácil condenar a los responsables, pues ls leyes, por más que han sido endurecidas, siempre traen algún resquicio que permite “solventar” las irregularidades con un oficio “encontrado” milagrosamente o ajustes al criterio de la certificación; pero tampoco es tan fácil salir del problema como ya pregona el Químico Benítez, quien apenas conocido el rechazo, declaró que ya todos los señalamientos habían quedado aclarados. Todo un récord mundial, en que las notificaciones podrían haber llegado después de salidas las respuestas.

En el PRI Sinaloa la vida es más sabrosa. Ahí no parecen importar los precedentes de limpieza ni las nuevas formas de vigilar los dineros públicos. Ya aparecieron las voces de ese partido solicitando que se aprueben las cuentas de los ayuntamientos tricolores, a pesar de que los propios priístas votaron por la reprobación. Hay algunas explicaciones sobre municipios que no tendrían casos graves, pero no plantean una revisión a fondo, caso por caso, sino que piden absolución generalizada.

Si “el diputado 21 de Morena”, Ricardo Madrid, empuja el perdón de los pecados a sus antiguos correligionarios, es porque está dispuesto a otorgar el suyo a los demás, como han sido siempre los acuerdos de los diputados, sin importar que sea evidente el lenguaje chimoltrufio, con el que como dicen una cosa dicen la otra.

• La insensibilidad de esta representación popular
Todavía no se disipaba la polémica provocada por la actitud de diputadas de Morena que en San Lázaro dieron la espalda a una madre de familia que clamaba por ayuda para su hijo con cáncer, cuando a Patricia Armendáriz, también diputada y del mismo partido, se le ocurrió publicar en Twitter que pedía pruebas del desabasto de medicinas, y todavía más: descalificar esos reclamos porque nadie le había hecho llegar esas pruebas.

Si algo dio a Andrés Manuel López Obrador el respaldo de la sociedad mexicana, fue su persistencia en el abanderamiento de las causas populares, desde las más dolorosas hasta las más superficiales. Contra los demás políticos, que siempre basaban su acción en manuales y estadísticas que sólo ellos conocían y descifraban, AMLO se ponía en los zapatos de la gente común y corriente y les daba voz.

Los cuadros de Morena, por supuesto, se hicieron eco siempre de esa forma de hacer política y repetían cada una de las condenas de su líder (algunos cuantos hasta añadían las propias). Pero hoy, cuando son gobierno, han asumido exactamente las mismas actitudes de aquellos a los que desplazaron del poder: niegan las fallas, los errores, las carencias y ahora hasta culpan a la gente de ponerse al servicio de intereses oscuros. Así, todo aquel que ha reclamado por una insatisfacción, ha recibido no una respuesta, sino una acusación.

Doña Patricia Armendáriz podría irse a dar una vuelta por todos los hospitales del IMSS y del ISSSTE cada principio de mes para ver cómo regresan a buena parte de las personas que van a surtir medicinas para males crónicos como diabetes, hipertensión, colesterol y otros de gran frecuencia en la población mayor. Podría ir a los hospitales donde atienden a los niños con cáncer y preguntar si han llegado las quimios. O incluso podría revisar las mañaneras en que tanto el presidente como los funcionarios de salud han reconocido que sí existen faltantes y han anunciado, sin cumplir, que el problema está por resolverse.

Pero no- López Gatel ya dijo que quienes protestan por la falta de tratamientos para el cáncer de sus hijos son conspiradores, partícipes de un posible golpe de estado; el propio presidente ha dicho que son manejados por la derecha, y otros funcionarios han concluido en que son unos cuantos los que protestan.

Claro que casi nada ha sido tan grotesco como el episodio en que una madre de familia se arrodilló ante la diputada sinaloense Merari Villegas para pedirle ayuda para su hijo, enfermo de cáncer y prescrito con un tratamiento que le costaba casi millón y medio de pesos que ella no tiene de dónde sacar y que las instituciones de salud no le pueden o no le quieren entregar ni mucho menos garantizar.
La diputada simplemente se dio la vuelta, dando la espalda a la mujer arrodillada, mientras otra compañera de bancada le decía que la dejara, que era “teatro”. Las investigaciones posteriores determinaron que el caso es real en todos sus aspectos, pero a las diputadas eso no les importaba,
Merari fue diputada local antes de ser diputada federal y de ser reelecta para ese cargo. Sus discursos en el Congreso Local eran incendiarios y siempre a favor de las causas populares, repletos de condenas a las autoridades que no atendían al pueblo y que no resolvían los problemas. Era una joven con mucha sensibilidad social, que al menos desde la tribuna aparecía para defender las causas de los desprotegidos.

¿Por qué le dio la espalda a una madre angustiada? Seguramente porque desde la Presidencia de la República se ha identificado a este tipo de manifestantes como enemigos del régimen y hoy ningún político de Morena quiere aparecer vinculado a ellos ni mucho menos hacer una gestión que los beneficie. Es una verdadera desgracia que ese mimetismo acabe con una virtud tan importante como es la sensibilidad social en los políticos. Así no van a resolver los problemas de la gente,

• Un desliz y un dicho
En la entrega anterior de esta columna, apenas publicada, empezaron las aclaraciones de lectores que detectaron un error: al referirnos al titular de la Unidad de Inteligencia Financiera como el Chef que preparaba su receta de “pato laqueado a la Lozoya”, mencionamos a José Luis Santiago Vasconcelos en lugar de Santiago Nieto Vasconcelos.
Como Santiago Vasconcelos fue un funcionario del pasado (murió en 2008 en el mismo accidente aéreo que Juan Camilo Mouriño, secretario de Gobernación con Felipe Calderón), no faltó quien nos advirtiese que así empieza el alzhaimer, reviviendo los recuerdos viejos y enterrando los nuevos.

Por supuesto que nos disculpamos por el error y recordamos un viejo dicho del gremio periodístico: a los errores de los médicos, los entierran; a los de los abogados, los encierran; a los de los periodistas, los publican: Tendremos más cuidado en lo sucesivo.

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