El cisne y la margarita: apuestas, futuro e incertidumbre financiera

Ciudad de México.- La posibilidad de otorgar o no un crédito a un grupo de emprendedores suele requerir una sesuda reflexión. No basta un modelo de negocio convincente, un sólido fundamento del tamaño del mercado potencial, un análisis de la estabilidad económica y social del entorno.

No basta una tendencia observada objetivamente, una infraestructura que justifique el crecimiento del mercado en un futuro próximo. Siempre estará presente la incertidumbre y con ella, el riesgo de que las cosas no tengan un desenlace favorable. Medir el riesgo es un tema de interés extremo, una buena medida del riesgo no es tarea fácil, pero disciplinas como las matemáticas, la estadística, la inteligencia artificial, entre otras, están de nuestro lado para estimarlo y ayudarnos a tomar decisiones. A pesar del riesgo, hay que apoyar a los emprendedores o corremos otro riesgo, el de disminuir el crecimiento de la oferta y los productos innovadores.

Un cisne negro se define como un evento con tres características. Su aparición es muy poco probable, cuando ocurre es posible verlo como algo que no tendría por qué no haber ocurrido antes y, finalmente, cuando ocurre, tiene consecuencias de alto impacto. El autor del libro “Black Swan” concibió este concepto en una crisis financiera y tuvo una gran repercusión en la forma de modelar matemáticamente, a partir de ahí, algunos instrumentos financieros.

Estamos expuestos a que un cisne negro aparezca en cualquier momento. Una súbita y perniciosa transformación del ambiente político puede acabar con la confianza de los inversores. Una aterradora epidemia que impida la realización de actividades asumidas como normales, puede tener consecuencias económicas catastróficas. Sin embargo, a pesar de la aparición de este tipo de eventos, debemos seguir adelante y tomar decisiones.

Las rondas son cantos infantiles, donde un estribillo se repite varias veces. Los enamorados, agobiados por saber si el ser amado corresponde al amor profesado, tienen una ronda muy socorrida. Esta requiere de una flor, tradicionalmente una margarita. El dubitativo enamorado va quitando uno a uno los pétalos mientras recita: Me quiere mucho, poquito, nada… y así continúa hasta que la flor queda despetalada. Mucho, poquito o nada queda dramáticamente definido.

Un modo matemático y sustentable para realizar esta ronda es elegir azarosamente un número que corresponda a los pétalos de una margarita y despertarla aritméticamente. En un sitio de la red se afirma que las margaritas pueden tener 13, 21, 34, 55 u 89 pétalos, tomemos esta información como cierta. Si elegimos una margarita con 13, 34 o 55 pétalos terminaremos felices de la vida descubriendo que nos quieren mucho. Si la margarita tuviese 89 pétalos veríamos con tristeza que nos quieren poco. Si la margarita tiene 21 pétalos será mejor que no hayamos estado solos al hacer el juego o, al menos, hayamos estado cerca de alguien que nos pueda consolar. En cualquier caso, es más probable que terminemos felices de la vida. El riesgo de terminar el juego desilusionados es muy bajo. Quizá sea eso por lo que la ronda sea tan popular.

El ejemplo de la ronda no es más que un juego, no toma en cuenta evidencias que ayuden a anticipar los desenlaces más o menos probables. Cuando enfrentamos una situación real donde nuestra decisión define el futuro de una empresa, más vale que asumamos una metodología que nos ayude a tomar la decisión.

Habrá factores razonablemente controlables con nuestras acciones. Sin embargo, la incertidumbre siempre estará presente, tener una forma bien estructurada y probada de proceder, nos ayuda a reducir el riesgo de terminar con un desenlace catastrófico.

Actualmente contamos con mucha información. La forma de accederla y de interactuar con ella ha mejorado sustancialmente. Diversas técnicas se fundan en enfoques matemáticos, estadísticos e informáticos que permiten analizar la información para convertirla en conocimiento, y este en sabiduría.

Existen modelos matemáticos que ayudan a comprender el conjunto de posibles desenlaces en procesos relevantes de fenómenos financieros, económicos, sociales, naturales, etcétera. Es posible asignar medidas de riesgo a diferentes desenlaces y así identificar las opciones que permitan aspirar a lo más deseado con menor riesgo.

En el ejemplo de la ronda hay varios aspectos que vale la pena cuestionar ¿Realmente las margaritas tienen ese número de pétalos? Seguramente hay margaritas para las cuales, en promedio, el número de pétalos sí es parecido al número expuesto. Aunque no sea exactamente así, es posible estimar las medias del número de pétalos de los distintos tipos de margaritas. Es posible estimar qué tanto se dispersan de esa media el número de pétalos. Con esa información es posible estimar qué tan probable es que el resultado más factible sea que la ronda termine con un desenlace feliz, intrascendente o triste. También es posible hacer algoritmos que permitan ver cuál sería el resultado al recrear artificialmente el juego de la margarita.

Las matemáticas ofrecen una manera de explicar diversos fenómenos y, gracias a ellas, es posible advertir cosas que son invisibles, incluso a los expertos en las disciplinas especializadas. Un ejemplo de esto es el reconocimiento, con el premio Nobel 2020, al físico matemático británico Roger Penrose, quien colaboró para mostrar que la formación de hoyos negros ofrece una predicción robusta a la teoría general de la relatividad.

El lector puede elegir una margarita y jugar a la ronda: Aprenderé de esto mucho, poquito, nada… mientras va dejando sin pétalos a la margarita.

 

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