Niños cruzan nadando el mar sin salvavidas; las crueles imágenes de la crisis migratoria en Marruecos

La crisis migratoria que enfrenta a España con Marruecos, y que esta semana alcanzó su punto álgido, ha dejado escenas desconcertantes que han sido captadas por numerosos medios internacionales mediante fotos y videos que dan muestra de la desesperación que ha motivados a miles de adolescentes y niños a cruzar nadando las aguas del Mar Mediterráneo para poder alcanzar suelo europeo.

Reporteros gráficos y periodistas de agencias internacionales han capturado momentos conmovedores así como escenas desesperadas en donde se ve el arribo de decenas de adolescentes que intentan alcanzar las playas de Ceuta, ciudad autónoma de España enclavada en el norte de Marruecos. Este jueves, diversos videos mostraban a muchos d estos menores llegar nadando a la costa, sin embargo, eran interceptados por elementos de la Policía de España.

En sus rostros se percibía temor y esperanza, una mezcla de sentimientos que han prevalecido a lo largo de esta semana en la que desde el pasado martes han arribado más de 8 mil personas a esta pequeña ciudad de España, situada al norte de África. Además de los 850 menores acogidos en centros de Ceuta que llegaron esta semana desde Marruecos a esta ciudad española, hay numerosos chicos por el entorno del puerto que este viernes mantienen la esperanza de llegar a la Península, a otras partes de España, escondidos en un barco o en un camión y que suplican no volver a su país de origen.

“Viva España” gritan los menores al acercarse a la costa de Ceuta

“¡No Marruecos, viva España!”, repiten como una letanía los jóvenes que pasan el día en las inmediaciones del puerto de Ceuta con la esperanza de encontrar un trabajo en la Península y, en algunos casos, reencontrarse con algún familiar que vive en España. Diversos videos compartidos en los medios internacionales, así como en las redes sociales, capturaron algunas escenas este jueves, en donde algunos adolescentes pedían a los policías que los esperaban en la costa, los comprendieran de tomar la decisión de llegar de esa manera a territorio español.

Una de las historias las protagonizó Imad El Y., que asegura tener 17 años y ser de la ciudad marroquí de Tetuán. Va vestido con ropa militar con una bandera de España en la manga y explica a Efe en un precario español que tiene un hermano en Cuenca, en el centro de España, y que salió de su ciudad porque allí no tiene futuro.

Tampoco quiere ir a un centro de menores porque hay demasiadas personas; insiste en que solo quiere trabajar, que ni él ni sus amigos roban y que tienen hambre. El joven está junto a dos amigos de 16 y 17 años, uno con un hermano en la ciudad española de Bilbao. Es el único que chapurrea el español y no duda en escribir sus nombres completos, la edad y los teléfonos de los familiares de Marruecos para que los periodistas les llamen y les digan que están bien, aunque su aspecto denota cansancio.

“No Marruecos”, es su clara petición

“A España Insha’ Allha” (si Dios quiere, en árabe), concluye el joven su testimonio ante la cámara de televisión. Muy cerca de ellos hay otro grupo de tres niños más pequeños aún, de 13 y 15 años, que no hablan nada de español, solo la conocida letanía “No Marruecos, viva España”, y que acceden a hablar con la prensa con la ayuda de un ceutí que habla árabe, lo que no es difícil de encontrar en Ceuta porque más de un tercio de sus ciudadanos habla ese idioma.

El traductor espontáneo está llevando al colegio a su hijo, que va perfectamente uniformado y limpio, un aspecto muy distinto del que tienen los tres menores que accedieron junto a unas 8 mil personas a Ceuta por la frontera con Marruecos. Están sucios, cansados y con temor.

Estos tres amigos tampoco quieren ir a un centro de menores y repiten que anhelan llegar a Francia o a España, Europa, para trabajar. Insisten en que no desean regresar de ninguna manera a Marruecos. “Prefiero morir aquí”, le dice al traductor improvisado un chico de 15 años que se llama Agan, lo que corrobora su compañero Smail, de 13 años e incapaz de disimular el cansancio.

 

Los menores están junto al puerto, distante apenas cinco minutos andando del centro de Ceuta, donde la Policía española sigue llevándose esposados a algunos de los inmigrantes que llegaron esta semana a la ciudad andando o nadando para bordear el espigón de la frontera. Otros menores desorientados que no saben una sola palabra de español y que dicen tener 15 años, aunque aparentan poco más de 10, sí acceden a ser llevados a centros específicos habilitados tras la mayor entrada de inmigrantes a Ceuta.

Lo hacen después de asegurarse de que no van a ser llevados a Marruecos y de que varios ciudadanos ceutíes les reiteren en árabe que en los centros de menores les darán comida, camas y podrán estudiar.

La actividad policial se produce en paralelo a la concentración de decenas de inmigrantes en la frontera que desean regresar a su país tras acceder a Ceuta y comprobar que no tienen posibilidades de trabajar en la ciudad española, después de dormir al aire libre y comer de la caridad.

Para organizar ese regreso, España ha llegado a un acuerdo con Marruecos para que pasen la frontera con destino al país africano 40 personas cada dos horas.

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