Rechazaron al parlamento europeo y siguieron los crímenes…

DOMINGRILLA
*Rechazaron al parlamento europeo y siguieron los crímenes
*Todo indica que se va estrada
* La generosidad del Químico

Francisco Chiquete

El gobierno mexicano enfrenta un gran reto con el asesinato de nuestro compañero Luis Enrique Ramírez Ramos. Todos los ojos están puestos sobre este país, que ha sido señalado como el más peligroso del mundo para el ejercicio periodístico, y que no ha hecho absolutamente nada para quitarse de encima esa calificación.
Hace dos meses el Parlamento Europeo hizo una condena de ese tipo, hizo y llamó a detener los asesinatos de periodistas, pero la clase gobernante montó en cólera, levantó una campaña de injurias contra los promoventes de esa declaración, refrescó el pasado colonialista de los países europeos, hizo condenas contra los neoliberales del mundo y como siempre, olvidó el tema central: los asesinatos contra este gremio.
Hoy la cuenta va en aumento y cada vez lo vivimos más de cerca otras zonas del país, en las que se supone que no pasa lo que pasa. En su último recuento, la secretaria de Seguridad lanzó una larga ristra de cifras optimistas con un diagnóstico fabuloso: la actividad grave del crimen organizado está concentrada en cinco estados. Como si el resto del país fuese una jauja venturosa.
No es poca cosa que el presidente Andrés Manuel López Obrador se haya tomado su tiempo durante la gira internacional que realiza por Centroamérica y el caribe, para ofrecer al gobernador sinaloense Rubén Rocha Moya, el apoyo logístico necesario para esclarecer el crimen.
Por desgracia todos los indicativos en derredor son desalentadores. La propia información sobre el crimen ha sido deficiente y a cuentagotas. Ha habido medios como Río Doce que han estado por delante de la información que suelta la Fiscalía General de Justicia y el propio gobernador ha sido vocero de la fiscal, dando a conocer detalles como el del balazo en la pierna de Luis Enrique, olvidado, omitido o ignorado en los primeros informes.
Pero además hay otras cosas tan dramáticas como esa, o quizá peores.
Una de las primeras reacciones ante el crimen fue la del vocero presidencial Jesús Ramírez Cuevas, quien a través de Twitter emitió el siguiente mensaje: “El @gobiernoMX condena el asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez, en Culiacán, Sinaloa. Trabajaremos en coordinación con el gobierno estatal y municipal para esclarecer el caso. Reforzaremos las medidas de seguridad para las y los periodistas. No habrá impunidad.
Un buen compromiso, aunque escueto, como corresponde a la plataforma en que se emitió.
Pero no falta gente curiosa, y desde el viernes empezó a circular en redes un gráfico con tres twitts emitidos por Ramírez Cuevas en casos similares. Junto al de Luis Enrique, aparece el de Roberto Toledo, el 31 de enero de este año: “El @GobiernoMX condena el asesinato del periodista Roberto Toledo del portal Monitor Michoacán. Trabajaremos en conjunto con el gobierno estatal y municipal para esclarecer el caso; no permitiremos la impunidad. Defendamos la libertad de expresión y el derecho a la información”.
Luego, el 24 del mismo enero, Jesús Ramírez Cuevas repite la fórmula: “El GobiernoMX condena el asesinato de la periodista Lourdes Maldonado. Externamos nuestras condolencias a familiares y amigos. Hemos estado pendientes de su situación desde hace 3 años y buscaremos que se esclarezca su muerte. Por un México con justicia, libertad y seguridad.”
Escasas palabras más, palabras menos, el mismo machote para enfrentar un problema que se repite una y otra vez.
Como dijo el periodista Ciro Gómez Leyva al dar esta noticia dolorosa: palabras, palabras, las mismas palabras”.
El caso de Lourdes Maldonado es una verdadera confesión: “Hemos estado pendientes de su situación desde hace 3 años” y de todos modos fueron y la mataron a las puertas de su casa. La señora fue y denunció la precariedad de su situación en la propia mañanera, ante el presidente, pero ese que parece un escudo infranqueable, tampoco sirvió para protegerla.
Ni este ni los anteriores gobiernos han tenido la sensibilidad de buscar mecanismos de prevención suficientes para garantizar la vida de los periodistas, pero esta es una derivación del problema mayor: el estado mexicano no ha tenido capacidad para proteger la vida de sus ciudadanos en general, para garantizar la seguridad o en última instancia, para aplicar la ley y sancionar a quienes cometan los crímenes.
Durante las últimas semanas los diputados locales de Sinaloa abrieron sesiones para analizar la creación de un mecanismo de protección a periodistas, sin que se llegue a nada. Se les hizo tarde, señores, pero eso no obstó para que levantaran su voz en condena al asesinato. Varios de ellos por cierto, condenaron la declaración del Parlamente Europeo pensando que así defendían al presidente. Mejor defensa hubiera sido generar las condiciones para evitar nuevos crímenes, como el que ahora lamentamos todos.
A JESÚS ESTRADA FERREIRO SE
LE NARRA COMO “EL JONRÓN”
En efecto, el alcalde de Culiacán se va, se va y se fue, como narraban los cronistas beisboleros clásicos (Eduardo Valdez Vizcarra y Agustín D. Valdez, entre ellos). El endurecimiento del discurso del gobernador Rubén Rocha Moya y el endurecimiento aún mayor en las declaraciones del propio alcalde, hacen prever que será defenestrado en las siguientes semanas o meses.
No sólo eso: los grupos de interés ya echaron a rodar nombres de los posibles candidatos a sucederlo en la silla, pues si algo ha trascendido es que no habrá elecciones extraordinarias, que la línea es que en el propio Congreso se tome la decisión de quién entra al relevo, como ocurrió durante el desafuero de Jorge Rodríguez Pasos, quien a los cinco meses de rendir protesta, ya tenía al municipio en condiciones de ingobernabilidad y luego se puso a golpear a su esposa hasta en una segunda ocasión, confiado en que libró el escándalo de la primera vez en que esa situación se hizo pública.
Por lo pronto ya se le preguntó al gobernador si sería Graciela Domínguez, actual titular de la SEPyC y fallida aspirante a la candidatura el año pasado, y reaccionó con una negativa tan rotunda, que sólo invita a creer que sí. También se habla de Oscar Loza Ochoa, quien aspiró fallidamente también, y luego le ofrecieron un puesto de mísero nivel que prefirió no aceptar.
Estrada Ferreiro ha ejercido violencia pero política, verbal. Su pecado ha sido la intransigencia, la compra y venta de pleitos innecesarios que en otras condiciones no habrían desembocado en un despido, pero que ahora caen “como anillo al dedo” (frase clásica de la cuarta transformación) para un gobernador que no tiene un aeropuerto qué suspender, pero sí un alcalde qué defenestrar para demostrara aquello de “no soy un florero”.
Estrada Ferreiro ha buscado en los últimos días una vía de negociación, pero la ha hecho con el puño cerrado, sin atender aquel dicho popular de que “en el pedir está el dar”. Por lo demás, como comentamos en una entrega anterior, si ya Rocha y su equipo sacaron a relucir el arma del juicio político, están obligados a hacerlo. Perdonarle “la vida” al alcalde de la capital sinaloense sería aceptar una derrota innecesaria, aún si Estrada Ferreiro aceptara morderse uno o los dos, y declarar públicamente que “el gobernador es nuestro líder político”, como recientemente hizo Luis Guillermo Benítez Torres, El Químico, otro belicoso que aparentemente alcanzó a arriar banderas a tiempo, al ritmo del grupo El Símbolo, que en 2002 popularizó la pegajosa canción De reversa mami/agachaíto, agachaíto…
DON GENEROSO
Por cierto que el presidente municipal mazatleco Benítez Torres se ha brincado todos los límites legales en materia de propaganda, anunciando su generosa rifa de un carro, varias motocicletas y muchas pantallas de televisión en el festejo del día de las madres.
Aunque dice que él puso una lana y que le pasó la charola a sus subalternos, en algún momento dice que son regalo del Químico para luego corregir “y mis colaboradores”. Nomás debe recordar que por una coperacha “voluntaria” de esas, la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, está señalada como delincuente electoral (aunque ahora no hay elecciones de por medio) y eso muy probablemente le va a costar la candidatura a gobernadora del Estado de México.

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