Guamúchil, Sin.– Este 24 de junio se conmemora el Día del Socorrista, y Melina Flores y Alberto Castro Cuevas, operador de vehículos de emergencia, socorristas y paramédicos de Cruz Roja Guamúchil dieron a conocer que haber ingresado a las filas de la benemérita institución les ha cambiado la vida en donde han sentido y vivido una montaña rusa de emociones.
Melina Flores señaló que ha sido satisfactorio y bonito ayudar a salvar la vida de una persona y recibir un agradecimiento cuando vuelve a ver al paciente meses después del accidente, esa sensación aseguró no la cambia por nada.
Lamentó que aunque ha salvado vidas también ha visto morir a niños y esos momentos complicados le han dejado un nudo en la garganta; recordó que uno de los hechos que marcaron su vida fue un accidente que ocurrió en la carretera México 15 a la altura de Tobora, en donde un menor de entre 4 y 5 años salió proyectado del auto en que viajaba con su familia y al llegar a intentar reanimarlo se percató de que ya había perdido la vida; indicó que esa sensación no sabe cómo explicarla.
Melina Flores expresó que le gusta ir a Cruz Roja, nunca falta a las guardias que le tocan y no le pesa haber perdido momentos de diversión con sus amistades y fiestas familiares por cumplir con la obligación de servir y de ayudar a quien lo necesite, y si volviera a vivir elegiría nuevamente ser socorrista.
Alberto Castro Cuevas señaló que en la institución hacen lo que pueden con lo que tienen, ya que en muchas ocasiones no tienen el material necesario y eso provoca que trabajen con precariedad, reveló que las ambulancias no sirven y no pueden prestar un servicio de calidad como quisieran pero eso no les quita el ánimo de servir.
El paramédico señaló que han vivido momentos buenos y malos, pero las satisfacciones de ayudar a mujeres a tener al bebé en la ambulancia, aun cuando la ambulancia no está equipada para atender a un parto, han sacado el trabajo adelante; en una ocasión recordó tuvo que cubrir al bebé con el peto que el usaba mientras trabajaba y con la bata de la doctora que iba en ese servicio.
Alberto Castro Cuevas señaló que la situación más triste que le ha tocado vivir y que lo ha dejado marcado, fue el hallazgo de la bebé Ángela Alvarado, a quien sacó de la bolsa de basura donde la tiraron en el Centro de la ciudad; intentó reanimarla pero en el hospital la bebé perdió la vida; destacó que cada vez que pasa por ese sitio donde la encontraron la recuerda y la piel se le eriza como si hubiera sido ayer, una sensación que le pegó en el alma, porque los niños son seres indefensos, angelitos que lo único que merecen es vivir.
Ambos paramédicos ponderaron que si volvieran a nacer, volverían formar parte de Cruz Roja sin pensarlo porque viven para servir.
