China.- Unas 500 personas de una zona rural del este de China enfermaron por la bacteria Shigella, causante de la disentería bacteriana, tras haber bebido agua del grifo, informó este lunes la televisión estatal CCTV.
Desde el pasado 20 de agosto, residentes del condado de Shou, en la provincia oriental de Anhui, acudieron a los hospitales de la zona presentando fiebre, vómitos, dolor abdominal y diarrea, y las primeras investigaciones apuntan a una infección por el citado microorganismo.
Por el momento, la mayoría de los afectados son niños y ancianos; según las autoridades locales, 289 de los 493 enfermos registrados hasta la tarde de ayer han requerido atención hospitalaria, aunque el estado de la mayoría de ellos ha mejorado y no hay ningún caso crítico.
Hasta ahora, 25 pacientes han sido dados de alta tras recuperarse de la enfermedad. Según una residente del pueblo de Baoyi, que cuenta con unos 30 mil habitantes, la contaminación del agua se debe a las recientes inundaciones que han afectado esta zona del país asiático.
Para evitar más infecciones, las autoridades locales decidieron cerrar el pasado viernes la planta potabilizadora de Baoyi, y han garantizado el suministro de agua para los ciudadanos con una ruta de reparto proveniente de otras zonas cercanas. Contaminación del agua En China los problemas de contaminación del agua son comunes, y no es habitual tomar agua del grifo sin, como mínimo, haberla cocido antes.
En 2015, el país lanzó un plan para poner fin al grave deterioro de sus aguas y controlar los vertidos de tóxicos a las aguas, anunciando castigos para los funcionarios que actúen de forma negligente a este respecto y publicando “listas negras” de las ciudades con peor calidad del agua.
La disentería se transmite a través de la bacteria Shigela, que se encuentra en las heces de las personas infectadas, por lo que el agua que bebieron los residentes de Baoyi podría haber estado en contacto con aguas negras del área debido a las inundaciones. Los síntomas más habituales de esta enfermedad son diarrea, dolor abdominal, fiebre y vómito, y la mayoría de personas se recuperan tras una semana expuestas a la bacteria.