Guasave, Sin.- En una pequeña habitación en las cuarterías de la sindicatura de Ruiz Cortines, Guasave, la esposa de un jornalero migrante, relató cómo su vida depende del trabajo diario de su marido, quien se dedica al corte de hortalizas en la región, «el día que no trabaja, no comemos», destacó María del Socorro Ortega Sánchez.
La mujer de la tercera edad indicó que tienen dos meses que arribaron a Guasave en busca de trabajo; la familia conformada por ella y su esposo ha tenido que adaptarse a las condiciones de vivir en un cuarto, en el que se pagan mil 350 pesos mensuales por el alquiler.
La señora María del Socorro, originaria de Estación Delta, Mexicali, explicó que su esposo se dedica a lo que pueda conseguir, relatando una cruda realidad que enfrentan muchas familias como la suya, refiriéndose a los días en que su marido no encuentra empleo en el campo, en esos días la comida es incierta; «ayer no trabajó, no comimos», subrayó.
A pesar de las limitaciones económicas, la familia tiene acceso a agua y luz, la cual va incluida en el pago de la renta mensual, compartiendo otros cuartos con tres familias más que también arriban a esta región de Ruiz Cortines para trabajar en lo que saben, corte de hortalizas.
La historia de esta familia refleja las dificultades de los jornaleros migrantes, quienes se enfrentan a condiciones precarias y, a menudo, dependen de su trabajo diario para cubrir lo más básico, como el alimento.